El 74.5 por ciento de los templos con daños por el sismo del 19 de septiembre de 2017 se encuentran aún en proceso de reconstrucción, según el reporte oficial más reciente del gobierno del estado.

A dos años del temblor de magnitud 7.1, en los casos de vivienda, infraestructura hospitalaria y educativa, la administración interina de Guillermo Pacheco Pulido no hizo seguimiento de las acciones de recuperación de inmuebles.

A diciembre de 2018, de 621 recintos religiosos reportados con algún grado de afectación, 567 ya habían sido conciliados con las aseguradoras.

Según ese informe gubernamental, al que El Popular, diario imparcial de Puebla tuvo acceso, 264 inmuebles se encontraban en proceso de obra.

Un total de 145 seguían en etapa de trámite para comenzar su reconstrucción y 54 todavía estaban pendientes de conciliar para acceder a fondos del seguro.

De acuerdo con dichos datos, 24 meses después del sismo nada más reportaron como terminados 158 templos; es decir, 25.4 por ciento.

El inmueble dedicado a Santiago Apóstol, en la comunidad de Atzala, perteneciente al municipio del mismo nombre, es un ejemplo del retraso en la intervención de los edificios católicos con daños por el sismo.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) advirtió en un informe del 25 de septiembre de 2018, que en ese sitio debían realizar acciones de consolidación de grietas y fracturas; sin embargo, a diferencia de otros casos, no calculó el monto requerido para la obra.

Al día de hoy tampoco hay una indicación oficial para conservar el casco del recinto o demolerlo.

Debido a la inmovilidad del INAH en la comunidad, y la petición de la feligresía para recuperar su espacio de culto, la Fundación Empresarios por Puebla, en coordinación con la Fundación Jenkins, acordaron construir un nuevo edificio.

El templo del siglo XVI, cuya bóveda se desplomó durante la celebración de un bautizo, en el que murieron 12 personas, se encuentra intacto, apenas cercado por una malla ciclónica que aleja a los curiosos.

David Sosa Cevallos, habitante de Atzala, aseguró que si bien hay polémica por el destino del inmueble histórico, preocupa más la seguridad de quienes residen a un costado, y por la cercanía de la escuela primaria “Tierra y Libertad”.

“No han decidido si lo van a dejar así como está o lo van a demoler; al menos nosotros (los habitantes) no sabemos nada. Y sí tendrían que decirnos, porque con otro sismo se puede caer, y hay casas del otro lado; o los niños cuando entran y salen de clases están en peligro,” dijo.

“Todos los días existe ese peligro y parece que no les importa. Ya no lo quieren reconstruir, ni modo; ahora que al menos digan que lo van a tumbar, para que ya nadie esté con el miedo de que se caiga,” agregó.

Mariana Martínez, también residente del pueblo, comentó que ni las autoridades del municipio saben cuál va a ser el destino del inmueble.

Mencionó que ahora con la temporada de lluvias se incrementa la incertidumbre, porque creen que los muros pueden debilitarse y venirse abajo.

“Mucha gente camina por aquí, todos los días, o los que vienen a la misa ahorita también están en peligro; pues entonces que ya lo quiten, porque ni le hacen nada ni lo derrumban, y nada más nos da preocupación,” comentó.

Este caso es de los más graves en la entidad, pero en municipios como Chietla, Izúcar de Matamoros, Cohetzala, Chila, Tehuitzingo, Tochimilco, Atlixco, entre otros, aún hay recintos religiosos en obra e incluso inmuebles que faltan por conciliar con las aseguradoras.