La desgracia del Morelos

“Ya queremos tranquilidad, (y) aunque detuvieron a los cabecillas del mercado, quedaron sus brazos operando,” así lo denunciaron locatarios.

Los comerciantes, quienes solicitaron mantener sus identidades en el anonimato, detallaron que en el sitio persiste la operación de la delincuencia.

Al conversar con ellos se frotan las manos, voltean a todas partes para cerciorarse que no son observados; algunos exhiben un tic nervioso con el movimiento de sus piernas.

Dicen que aunque detuvieron a José Christian N, El Grillo, y a 30 de sus presuntos colaboradores, quedaron en libertad otros más, a los que identificaron como “delincuentes menores”, pero que servían a ese personaje.

Ya no hay casos de asesinatos de grupos rivales, pero afirmaron que hay otras prácticas, como la venta de armas y drogas.

Hace unos días, narraron, uno de los delincuentes que no fue capturado en los tres operativos, comenzó a distribuir estupefacientes y armas en uno de los pisos superiores del establecimiento.

“Es evidente. Ya teníamos conocimiento que se reagruparon y volvieron a vender armas. Siempre se ve movimiento cuando lo hacen. Llegan los clientes, acceden al piso superior y posteriormente se retiran tras obtener la mercancía; hasta se pasean con las pinches armas,” relataron.

Pero eso no es todo. Las extorsiones por el cobro de derecho de piso nunca se erradicaron.

Cada locatario llega a pagar entre 150 a 250 pesos a la semana dependiendo del local; es decir, que tomando en cuenta que son mil 200 locales, obtienen ganancias de 180 mil hasta 300 mil pesos.

Pero con la diferencia de que es un grupo ajeno; es decir, hay una banda diferente a la que operó en el inmueble y ahora trata de infiltrarse ante el vacío de poder.

“Quiere entrar otro grupo criminal. De hecho ya están, no los conocemos, no sabemos quiénes son. Por eso preferimos no meternos para no arriesgarnos, por eso preferimos pagar nuestras cuotas correspondientes, por eso queremos una solución a fondo de las autoridades.”