La genética puede convertirse en otro factor de división social: Siddartha Mukherjee

Esta fue la conclusión del oncólogo Siddartha Mukherje, ganador del Premio Pulitzer por su libro “El emperador de todos los males: Una biografía del Cáncer”

Hemos llegado a un punto en de donde podemos incluso modificar la información genética de óvulos, espermas y embriones, sin embargo, estos adelantos científicos traen consigo otro factor distinción en las sociedades contemporáneas: quién puede tener acceso a estas tecnologías —idealmente desarrolladas para generar más igualdad social—, y quienes no.

Esta fue la conclusión del oncólogo Siddartha Mukherje, ganador del Premio Pulitzer por su libro “El emperador de todos los males: Una biografía del Cáncer”. Fue el conferencista estrella del último día de Ciudad de las Ideas 2019, en el bloque Epic Discoveries. “Ya nos divide la clase, la raza, el dinero, esperemos no suceda lo mismo con la genética.”

Iniciando la conversación con algunos de sus trabajos previos, mencionó que con su equipo ha podido reproducir células cancerígenas en el laboratorio y ensayar en las muestras diversos tratamientos, esto antes de que sus pacientes reciban el idóneo para su tipo de cáncer. Debido a la negativa de las farmacéuticas para proveer los tratamientos, tuvo que desarrollar incluso versiones genéricas igualmente efectivas.

Siguiendo esta narrativa, se ha adentrado recientemente en la modificación genética, lo que posibilita la alteración información genética y las mutaciones responsables de enfermedades como el cáncer de mama y otras más sutiles de percibir a ese nivel, como la esquizofrenia.

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“Ya no sólo se trata de leer los genes, sino de cambiarlos. Hemos desarrollado herramientas moleculares capaces de abrir esa enciclopedia que es el gen humano y cambiar sus palabras y significados”, dijo sobre una posibilidad que está empezando ser ensayada en humanos. Su laboratorio se convertirá en el segundo o tercero en el mundo en tener el permiso jurídico para realizar dichas pruebas.

Sin embargo, citando un experimento conducido en china, la manipulación genética en óvulos, espermas y embriones —advirtió—, corre el riesgo de permitir la modificación del gen humano de forma permanente y sin justificación médica, es decir, por mera decisión cosmética. 

En este bloque compartió espacio con Dave Williams, astronautra con más de 687 horas en el espacio; el neurocientífico Moran Cerf, cuyo trabajo se base en los mecanismos del sistema nervioso que intervienen en la toma de decisiones; y Mariana Lin, la diseñadora de personalidades para Inteligencia Artificial, como Siri de Apple.

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