Cartera vencida de los poblanos se debe a falta de cultura financiera: UPAEP

Anselmo Salvador Chávez Capó, profesor investigador de la UPAEP, asegura que alrededor de 6 por ciento de la cartera vencida nacional pertenece a poblanos

Alrededor de 6 por ciento de la cartera vencida nacional pertenece a deudores poblanos, asegura Anselmo Salvador Chávez Capó, profesor investigador de la UPAEP, quien detalla que el estado, por su actividad económica y población, es responsable de una parte importante de los 33 mil 957 millones de pesos que reporta el Banco de México.

“No tenemos proceso de planeación ni cultura financiera alguna,” afirmó. Esta situación resulta de una falta de planeación y, en general, de la inexistencia de una cultura financiera.

“Lo que llega a pasar es que en algún momento te alcanza el destino y ya no tienes dinero para pagar los compromisos contraídos,” dijo. La falta de trabajo, tasas de interés muy altas, así como nuevos compromisos y obligaciones financieras, son algunos de los motivos para dejar de pagar y caer en el concepto de cartera vencida.

“Los que piensan que pagando lo mínimo podrán seguir conservando su crédito, lo único que hacen es seguir alimentándolo, aunque eventualmente se vaya a convertir en un crédito impagable.”

La gente, explica Anselmo, tiende a considerar a la tarjeta de crédito como una ampliación de su nómina, cuando en realidad es un crédito para el consumo: un compromiso que tiene que ser pagado en determinado periodo para no generar intereses. Si la fecha de corte de un usuario es el 20 de noviembre, todo lo que consuma hasta ese día tendrá que pagarlo hasta el 11 de diciembre; en tanto, que lo que consuma a partir del 21 de noviembre lo pagará hasta el 11 de enero.

“Siéntate, trabaja con tus ingresos, y determina cuánto es lo que puedes pagar y no te comprometas más allá. De lo contrario, cuando se presenten otras necesidades más apremiantes —una enfermedad, gastos escolares—, se dejará la tarjeta en segundo término —pagando el mínimo— hasta generar un monto que finalmente no se podrá cubrir.

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El crédito de nómina, un riesgo mayor

“Los bancos te dicen, ‘toma, te ofrezco un crédito de nómina’, y con eso pagas tu tarjeta de crédito. Sin embargo, ya te comprometiste con un crédito que merma tus ingresos, y en lugar de tener un problema, ahora tienes dos.”

El Buen Fin necesita replantear su mecánica

Aunque el Buen Fin está por celebrar su octava edición, ni comerciantes ni consumidores han sabido aprovechar una iniciativa que tenía como objetivo fomentar el consumo interno, asegura Salvador Capó.

“No se trata de dar precios baratos porque sí, sino de desinventariarse; como comerciante, a ti te conviene más que el producto salga.”

De ahí que sea necesario un replanteamiento de su mecánica, pero también de la forma en que los consumidores aprovechan, por ejemplo, los meses sin intereses; comprar a 12 meses la cena de Navidad —dice el académico—, no es la manera más inteligente de adquirir un nuevo compromiso financiero, por lo que comparte tres recomendaciones claves para aprovechar al máximo los próximos 15, 16, 17 y 18 de noviembre.

“¿En verdad necesitas una pantalla de 50 pulgadas? ¿Realmente estás dispuesto a pagar mil pesos los siguientes 36 meses?”

No hay que olvidar —indica—, que las compras a meses sin intereses tienen las mismas características que los créditos de nómina; es decir, se meten en nuestras estructuras de costos mensuales, por lo que siguiendo el ejemplo del televisor, son mil pesos menos que serán directamente descontados de nuestro salario. Si dejamos pasar los días de pago, se generarán intereses y de nada servirá haber comprado durante el Buen Fin; al final, esa pantalla de 36 mil pesos terminará costando los 50 mil de su precio original.

En segundo lugar, y una vez tomada la decisión de compra, hacer una investigación sobre los precios reales del producto o servicio. Lo que generalmente sucede —comenta–, es que el empresario mexicano comienza a subir disimuladamente los precios de sus mercancías, aun cuando ya tenga o esté a punto de sacar a la venta la última generación de celulares, pantallas o equipos electrodomésticos. Esto, para “no perder” el valor original del producto.

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