Duelo de mexicanos en la liga española

Un empate sin goles motivó otro duro golpe al Atlético de Madrid de Héctor Herrera, que fue dominado en el primer tiempo y el futbol del Celta de Néstor

Un empate sin goles motivó otro duro golpe al Atlético de Madrid de Héctor Herrera, que fue dominado en el primer tiempo al ritmo y el futbol del Celta de Néstor Araujo, que luego resistió la insistente y tardía ofensiva del conjunto rojiblanco para repuntar en la Liga, con un punto merecido en el estadio Wanda Metropolitano.

El estratega Colchonero Diego Simeone colocó en el cuadro titular a Herrera, luego de su brillante debut con el equipo entrenando de cambio ante la Juventus en la Champions League, donde anotó el gol del empate. Por su parte Fran Escribá, entrenador del Celta tiene a su defensa inamovible en la figura del mexicano Araujo, que jugó todo el partido.

Con tensión final y con el tremendo esfuerzo visible en varios jugadores del Celta, cuyo trabajo fue de incontestable mérito, el partido evidenció un equipo madrileño que jugó tanto con los tiempos del encuentro, con los esfuerzos, que, cuando de verdad ambicionó el triunfo, ya sólo le quedaba media hora. Y no fue suficiente (0-0).

Los primeros minutos originaron sendos remates de Felipe, con lo que empezó el choque por las bandas, y de Joao Félix en la última línea ya al borde de la media hora, aunque respondió magnífico el portero Rubén Blanco, igual que al zurdazo desde fuera del área del brasileño, al minuto 28. No hubo nada más del Atlético en el primer acto, fiado a individualidades inesperadas. Ni Diego Costa ni Joao Félix aparecieron en ese tramo.

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Fue mucho más equipo, más compacto, más armado y más preciso durante todo el primer tiempo el Celta. Había leído mejor el encuentro. Y eso a tan alto nivel de competición, sujeto siempre a detalles, tiene una consecuencia en cada aspecto y sector del juego, porque entre esos remates todo lo demás correspondieron al Celta.

La pelota fue suya. En concreto de Rafinha, que manejó el balón, el ritmo y la acción con la precisión de un reloj, asociado a Lobotka; y profundo cuando conectó con Denis Suárez o Iago Aspas. Su futbol y su movilidad descubrieron un Atlético expuesto, a contracorriente, que llegaba a cada sitio dos segundos después. Al rechace, al despeje, a la presión alta que intentó pero no fueron suficientes, para dar la sorpresa en el Metropolitano.

 

 


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