La Sierra Negra, muy lejos de oportunidades educativas

Los habitantes de la región de Zoquitlán se enfrentan a un contexto de rezago y pobreza, donde la mayoría de la población adulta no sabe leer ni escribir

La pobreza y la marginación son condiciones que marcan a los habitantes de las comunidades indígenas en la Sierra Negra, por consiguiente, reducen las oportunidades para acceder a la educación.

La realidad en esta zona de la entidad poblana es compleja en materia educativa, pues la mayoría de su población adulta no sabe leer ni escribir.

Un ejemplo es lo que ocurre en el municipio de San Pablo Zoquitlán, que de acuerdo con los resultados de la Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), de 21 mil 483 pobladores, 37.2 por ciento de sus habitantes de 15 años en adelante son analfabetas.

Para los menores de edad no hay un panorama diferente, ya que muchos no concluyen los estudios de primaria.

Los habitantes de Zoquitlán se enfrentan a un contexto de rezago y pobreza, y esto los orilla a que desde temprana edad su interés no sea acudir a la escuela, sino buscar una forma de obtener un ingreso.

Para las mujeres, el panorama es más complejo por las creencias, así como los usos y las costumbres de las localidades indígenas.

De acuerdo con las prácticas de algunas comunidades, las mujeres no deben acudir a la escuela, ya que ellas están hechas para las labores del hogar.

En este municipio de la Sierra Negra el rezago educativo es significativo, ya que 77.4 por ciento de los pobladores carecen de estudios, según reportes del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).

Dicha entidad pública advierte que de 11 mil 357 habitantes mayores de 15 años, 4 mil 225 carecen de habilidades para leer y escribir.

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Abandono escolar

Para Jorge Hernández, originario de la comunidad de Totlala, la pobreza que vivía su familia no le permitió ir a la escuela, por lo que de siete hermanos sólo dos lograron estudiar y concluyeron la primaria.

Cuenta que como hermano mayor tuvo que ayudar a su papá en las labores del campo, dado que eso les permitía poder obtener alimento para comer.

Menciona que al cumplir 15 años decidió emigrar a Tehuacán, en busca de una mejor calidad de vida y así ganar más dinero para su familia.

Jorge narró que a los 20 años aprendió a conducir y desde entonces eso le permitió trabajar como chofer y viajar a diferentes estados; pero al no saber leer ni escribir, no puede dar con el nombre de calles o avenidas. Dijo que a su edad ya ve difícil que pueda aprender.

En el caso de Gilberto Montalvo Sánchez, de 62 años, acceder a los estudios es muy difícil en Zoquitlán, y menos sin alimentación, pues señala que sin comida no podrían aprender.

Mencionó que al igual que muchas personas de su comunidad, emigró a Tehuacán, pero no logró un buen trabajo debido a su analfabetismo.

Gilberto comentó que existen comunidades como Xocotla, Xitlama, Xopulco, Coyolapa, entre otras, donde los niños no van a la escuela porque tienen que trabajar.

“Sólo están hechas para el hogar”

La mayoría de mujeres adultas en esta demarcación no saben leer ni escribir, tal es el caso de María López, de 45 años, quien comenta que su papá no la dejó ir a la escuela, pues le dijo que su obligación era ayudar en su casa y atender a sus hermanos pequeños.

Contrario a lo que hizo su madre, ella se encuentra apoyando a su hija de 8 años para que estudie, situación que le ha acarreado muchos problemas con su marido, ya que se opone a que su pequeña estudie como sus hermanos.

Aun cuando María quisiera aprenden a leer para poder ayudar a sus hijos, mencionó que en la comunidad persiste la idea de que las mujeres sólo están hechas para el hogar.

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