La fe católica se resiste a la pandemia del COVID-19

En distintas partes de México, feligreses acuden a realizar rituales para pedir protección.

Las encomendaciones a Dios como causa y solución de una de las mayores crisis sanitarias de la historia, se escuchan en todo el planeta, especialmente en África y Latinoamérica.

En estos días de zozobra, el susurro de las oraciones y los rezos de los fieles mexicanos se perciben con mayor claridad en la Basílica de Santa María de Guadalupe de Ciudad de México, donde centenares de católicos se persignan y arrodillan ante la Virgen Morena, pidiéndole protección y amparo.

Y es que, a pesar de las medidas de prevención dictadas por las autoridades mexicanas, los católicos de este país no han dejado de asistir, aunque en menor cantidad, a los santuarios.

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"Me nació del corazón llegar hasta acá luego de mucho tiempo de no visitar a la Virgen", cuenta Ernesto Arroyo, un joven albañil que ante la pandemia confía en Dios y se pone en sus manos esperando que "no pase nada".

En otros rincones de este país, la religión se manifiesta incluso con más fuerza. A finales de marzo, más de 100 habitantes del municipio de Comitán, en el estado de Chiapas, sacaron en hombros por la calles del lugar al santo patrón San Caralampio "para suplicarle" minimice los daños del COVID-19.

Decenas de integrantes de la etnia tojolabal se dieron cita a las afueras de su templo en Comitán, pueblo que, según cuentan, se salvó de una epidemia de viruela y cólera en el siglo XIX gracias a este santo.

Según los pobladores, la última vez que el santo fue sacado de su iglesia fue hace 19 años, para pedir que lloviera y terminara la sequía que asolaba a los llanos. Y el santo cumplió.

Al son del tambor y la flauta de carrizo los tojolabales, devotos a San Caralampio, acompañaron este recorrido para suplicar por el bienestar de la humanidad a este santo que, aseguran, combatió hasta la peste.

Por detrás de Brasil, México es el segundo país del mundo con más católicos, con 93 millones de fieles -cerca del 80 %- de los más de 120 millones de habitantes, según cifras oficiales.

 

Los evangélicos en acción

También en Chiapas, en el municipio de Zinacantán, un centenar de indígenas tzotziles que profesan la religión evangélica elevaron en días recientes sus peticiones, en una intensa ceremonia a su deidad para que los proteja del COVID-19.

Los grupos evangélicos se reúnen para orar "por sus familias y por las personas que han caído en desgracia", cuenta Esdras Alonso González, pastor y fundador de la iglesia evangélica Alas de Águila. "Es una emergencia mundial y nacional, a todos nos conviene que esta condición no sea grave y que no se magnifique", expresó.

Entre tanto, en las comunidades indígenas donde se profesa una religión diferente a la católica, los nativos realizan sus actividades normales a pesar de las recomendaciones que han emitido las instituciones en diferentes lenguas.

Es el caso de Lucas Pérez, de 21 años, quien espera que su fe lo mantenga saludable pese al creciente número de casos en México.

"Sabemos que hay enfermedades pero no creo que lleguen hasta acá, en Chiapas, creo en Dios y ojalá que no llegue aquí, la gente de aquí no tiene miedo, la gente cree más en Dios".

 

 

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