Machismo, lastre en juntas auxiliares

El machismo es uno de los principales problemas que enfrentan las mujeres y se presenta en la mayoría de los casos en comunidades con pensamientos tradicionalistas.

A pesar de que las mujeres van ganando terreno en el quehacer diario como política, puestos de elección popular y cargos públicos, el machismo sigue siendo su principal enemigo, pues la violencia de género es común en comunidades con pensamientos tradicionalistas.

En las juntas auxiliares de San Andrés Azumiatla, San Miguel Canoa, La Resurrección y San Baltazar Tetela, el machismo es el principal lastre para una mujer.

En Azumiatla, enclavada en la región sur del municipio, la población femenina supera a la de los hombres, y aun así no se ha podido cambiar la forma de pensar, pues las mujeres deben estar en casa y casarse a temprana edad.

María de Lourdes Escalona Martínez, regidora de Educación de la presidencia auxiliar, ha experimentado este tipo de abuso, no sólo de pequeña, sino ahora como funcionaria pública.

 “Para involucrarme directamente en mi trabajo como regidora pasé una serie de problemas. Primero por el esposo celoso que no deja salir a la mujer; otro fue la inconformidad de que por ser mujer ocupara ese cargo que era exclusivo de los hombres. (…) Generalmente estaban acostumbrados a que todo lo hiciera el hombre, y mi cargo no les gustó en un principio, pero al final lo tuvieron que aceptar, aunque sea a medias,” relató.

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Cuando recién empezó a ejercer sus funciones, los hombres que trabajaban en la misma oficina le decían que debería estar en su casa haciendo labores domésticas, cuidando a los hijos y atendiendo al marido.

 “Todo cambia y deben de asimilarlo, lo que me propuse es dialogar con ellos. Es entendible su enojo, pero se deben acostumbrar a tratar con mujeres y no al machismo que representan,” destacó.

Urge eliminar matrimonios infantiles

El reto más importante como regidora de Educación en San Andrés Azumiatla es erradicar la costumbre en las niñas de su comunidad de abandonar su hogar para casarse a los 13 o 14 años.

Desde que tiene memoria, esa “tradición” sigue lacerando a las menores de su comunidad.

Lamentó que los padres sigan pensando que las mujeres deben casarse a corta edad, pues de otra forma se pasará su tiempo para procrear, lo que limita su infancia de manera drástica.

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Desde su cargo, ha solicitado el apoyo de diversas instancias del gobierno municipal así como del Sistema DIF y de la Secretaría de Igualdad Sustantiva de Género, para otorgar pláticas, talleres y orientación encaminados a los jóvenes, para que las próximas generaciones abandonen estas prácticas violentas.

 

 


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