No importa cuánto hayas escrito, siempre hay más preguntas que responder

Memorias de la histeria es un libro que visibiliza situaciones que viven las mujeres en la actualidad

Débora Hadaza escribe para pensarse, para preguntarse cosas, para entender los huecos de la vida y para saber a dónde va —de acuerdo a sus palabras, y porque menciona que “es una necesidad: una búsqueda a la que puedes no renunciar. Porque no importa cuánto hayas escrito, siempre hay más preguntas que responder y más vacíos que llenar”.

En este 8 de marzo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, y en esta fecha es menester reflexionar sobre el papel que juegan las mujeres en la sociedad. Débora Hadaza relató a El Popular, diario imparcial de Puebla cómo a través de la escritura es posible visibilizar problemáticas y situaciones que viven todas las mujeres, y el proceso que ha seguido para poder publicar sus obras.

El primer libro que publicaste era una compilación de cuentos y tu próxima obra será de poesía. Para ti.

¿Cuál es la diferencia entre escribir poesía y cuento?

—Es más natural para mí escribir cuentos; si viene a mi mente una situación o un personaje, mi cabeza empieza a crear la historia antes de ponerla en papel. A veces es más fluida la forma en la que escribes y en una sola sentada la terminas; pero a veces es muy a cuentagotas ir escribiendo. Con el poesía es más difícil, prueba de ello es que el libro que está próximo a salir es una recopilación de más de 20 años de trabajo. Por lo regular cuando sucede empiezo a anotar ideas; es menos construcción y más emoción. 

Al ser mujer, ¿cuál es el papel de tu sexo en tu creación literaria?

Este libro, Memorias de la histeria, surgió al darme cuenta que todos los cuentos son protagonizados por mujeres que atraviesan situaciones en las que son juzgadas y tachadas de histéricas e impulsivas; de alguna manera es jugar con eso y si me dicen histérica, hago a mis personajes con esa, característica. Los cuentos reflejan la cuestión de la feminidad y la maternidad, que en ocasiones pareciera que es el mismo boleto, y que es una obligación de las mujeres para ser madres. Nosotras no percibimos la maternidad de la misma manera, porque no estamos dispuestas a ser obligadas a cumplir ciertos roles.

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¿Cuál es tu opinión sobre las reacciones negativas de algunos sectores hacia el paro nacional de mujeres que se realizará el 9 de marzo?

—Una de las cosas que se mencionan para justificar la indiferencia ante los feminicidios o la violencia que viven las mujeres, es decir que las mujeres también matan y violentan; y sí, sólo que son en posiciones distintas. El ser feminista no es pregonar que somos buenas y angelicales; somos seres humanos y por ello tenemos todas las características y matices qué tienen todos los seres humanos; es importante ver qué hay detrás de los feminicidios; los cuentos en el libro muestran las posturas de mujeres que ejercen la violencia, y aquellas que la reciben.

Al ser temáticas que puedan llegar a incomodar a algún sector.

¿Te has enfrentado a la censura al ejercer tu trabajo?

—Todo es político, y no hay forma de exiliarse de esto; todas las posiciones que vivimos en esta sociedad nos colocan en una postura política. Hay que ser honestos y al escribir no censurarnos en lo que el personaje está exigiendo en cuanto a expresión. En cuanto a los múltiples roles que desempeñamos como mujeres, madres y mexicanas, nos limita o nos ayuda en la escritura; eso la matiza y les da profundidad a las personas, porque es imposible quitarse todas las facetas que uno tiene al escribir.

¿Has tenido alguna dificultad para publicar tus textos?

Al principio sí, pero ahora que estoy trabajando con una editorial independiente, no. No sé hasta qué punto las grandes editoriales leen lo que les mandamos; de facto, si no tienes un nombre reconocido entonces no pasas el primer filtro. En cuanto a las editoriales independientes con las que he trabajado, han sido muy entusiastas con mi trabajo; pero de alguna manera estas editoriales tienen un freno, porque en las ferias siempre son relegadas hasta el lugar menos visible, porque no se da la oportunidad ni a los escritores jóvenes ni a las casas editoriales pequeñas: es una censura diferente, porque no nos leen y nos rechazan. 

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

En el mes de marzo voy a presentar el poemario Yo soy voz y Trucos para no enloquecer, que fue publicado por la Editorial Endora y Cartopirata, dirigida por Merari Fierra y Fernando Zaragoza. En este año espero poder presentar mi segunda colección de cuentos. Algo curioso es que una vez que se termina el libro, estás ansioso porque se presente y después de eso te preguntas: ¿qué sigue? Creo que la retroalimentación es algo muy padre, porque la gente se identifica con los cuentos. En una ocasión se me acercaron tres personas después de la presentación de un libro, para comentarme que les había ocurrido algo similar a lo que se narra en el cuento; me da mucho gusto saber que lo que leemos nos puede ayudar a alzar la voz y expresar las injusticias. Citando a Bansky: “el arte debe consolar al perturbado y perturbar al cómodo”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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