¿Por qué es importante este nombramiento para la comunidad de la que provienes y para las demás?

—Yo soy de El Puente del Arzobispo, uno de los cuatro lugares que lograron la inscripción en la lista de Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad. A partir de este suceso, mi pueblo, que tiene mil 300 habitantes, ha sonado en todos los lugares del mundo; nos ha puesto en el mapa. Este nombramiento es importante para las comunidades y para que el artesano recupere el orgullo que muchas veces estaba perdido o deteriorado. A partir de la recuperación de este cariño a su trabajo, el artesano será un agente activo en la conservación de sus tradiciones y en mantener la calidad de su trabajo.

¿Cuáles son las diferencias entre las políticas de preservación de los procesos artesanales entre México y España?

—Aquí en Puebla se tiene una ventaja que nosotros no tenemos: la denominación de origen, que es verificada por un consejo regulador con mucho rigor. Aunque no es eficaz al 100 por ciento, esta medida ha ayudado a frenar un poco la invasión no sólo de productores locales que estaban alterando los materiales y el proceso, sino de productos extranjeros que se hacen pasar por talavera, lo cual es muy preocupante. Consideramos que es necesario crear en conjunto, España y México, un consejo en el que estén presentes académicos, artesanos y funcionarios públicos, para empezar a ver realmente qué impacto está teniendo la alteración de las técnicas tradicionales.

Este nombramiento representa un motivo de orgullo para las personas implicadas, al tener un tesoro de estas características y sobre todo reconocido como tal por un organismo internacional. ¿Qué compromiso representa este nombramiento para todos los involucrados?

—Es la gran asignatura. Por un lado tenemos que asegurar la supervivencia económica del artesano; y por otro lado tenemos que hacer que las nuevas generaciones se interesen por el aprendizaje del oficio. En el sentido más directo, tenemos que conseguir que se pueda vivir de la elaboración de la talavera, porque así es como se puede atraer a la gente joven.

“Tenemos una tarea muy importante que hacer, que incluye a instituciones, agentes sociales y artesanos. Debemos acercar a los colegios, talleres para elaborar cerámica y la labor más importante es la de la divulgación, porque hay muy poca gente que sepa en qué consiste el patrimonio inmaterial de la Unesco. El título suena muy rebuscado y debe ser entendido por todos los poblanos: artesanos, quienes con los guardianes del tesoro, y demás comunidades implicadas. Para que recuperemos ese orgullo e implementemos medidas: no nos han dado un premio, hemos aceptado un compromiso.”

El valor histórico de la talavera siempre ha estado ahí, ¿por qué esperar hasta que se otorguen estos nombramientos para empezar a conservar las tradiciones?

—Hay muchas cosas llamando a la puerta, y creo que el que llama más fuerte es al que le abren. Creo que México tiene dos grandes valores que le hacen diferente a muchos países del mundo: su comida y su artesanía. Aquí se sigue teniendo mucha conciencia de estos dos valores, pero es importante mejorar el conocimiento que la gente tiene de sus elementos característicos, y este nombramiento le da un status internacional de valor. A veces las personas, al estar en contacto de manera cotidiana con algo pierden el interés. Por ejemplo, una persona que tiene un cuadro de Van Gogh se va a maravillar cada vez que lo vea, pero después de un tiempo lo va a ver como algo normal, hasta que otra persona le hace ver o le recuerda el valor que tiene esa pieza.

“Al tratarse de patrimonio intangible, el cuidado y la preservación representan una labor más complicada que pintar o reconstruir un inmueble, sin demeritar el trabajo que implica; se trata de trabajar en la conciencia colectiva para conservar algo que no se puede tocar pero que está presente en la memoria de las personas que son parte de ese patrimonio, que en este caso somos todos los pertenecientes a la raza humana.”