A 15 años de haber iniciado esta tradición, ¿cómo se siente la Filarmónica al participar?

—Estamos muy contentos de participar en un evento como éste, sobre todo porque a la gente le gusta mucho este concierto; la locación es magnífica. Melesio Morales compuso Sinfonía de vapor y se la dedicó a la estación de ferrocarriles de Puebla, por ello es que es tan especial.

Algo muy interesante es que se utiliza el sonido de una locomotora dentro de la composición. Es una costumbre muy bonita, en la que no sólo se interpreta la composición de Morales; además se cuenta con Las 4 estaciones, de Arturo Márquez; la Obertura El Murciélago y la Marcha Radetzky de Johann Strauss y la Polka Carmela de Juventino Rosas, por mencionar algunas. Es una buena manera de cerrar el año.

Las imágenes nos traen recuerdos de épocas pasadas. En el caso de la música, ¿qué papel tiene en la evocación de las memorias?

—Es algo que me ha intrigado siempre, porque a diferencia de la pintura, la escultura y la poesía, artes que se pueden ver y tocar, la música va más allá de esto: es intangible, nos dice algo que se guarda en nuestra mente y nos recuerda diferentes sentimientos y emociones. La música dice muchas cosas que las palabras no pueden expresar.

¿Qué recuerdo le viene a la memoria cuando piensa en los ferrocarriles?

—Cuando estudiaba en el Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México, me escapaba de la clase con otro amigo cuando oíamos el sonido de la locomotora, para subirnos a ella y hacer el recorrido a Cuernavaca. En ese entonces tenía 13 años, y cada vez que me acuerdo de esa época es inevitable no pensar en el ferrocarril. Por ello me complace participar en este concierto.

¿Cuál es la importancia de la música para la preservación del patrimonio histórico?

—Los libros nos relatan ciertas épocas de la historia de manera exacta y puntual, pero el escuchar los sonidos y las canciones nos transportan a un momento muy específico. Por ello, el trabajo de la fonoteca es fundamental, porque a través del sonido podemos conocer más sobre nosotros. Las palabras dicen cosas concretas que nos transmiten un mensaje claro; en el caso de la música, es interpretada y significa algo distinto para cada persona.

Este concierto, además de ser especial por celebrar 150 años de la Sinfonía de vapor, es su penúltima presentación al frente de la Filarmónica 5 de Mayo. ¿Cómo ha sido el trabajo durante estos ocho años?

—La Filarmónica está a mi cargo hasta el 31 de diciembre. Hace ocho años recibí una orquesta modesta y con la indicación de hacerla crecer. Trabajamos con los músicos y otras personas para fortalecerla. En nuestro repertorio interpretamos música clásica y a los grandes compositores mexicanos, como Silvestre Revueltas y Manuel M. Ponce; además grabamos discos, con lo que fortalecimos el conocimiento de la música mexicana.

La orquesta ha cumplido con su objetivo y ahora sólo queda esperar para ver qué cambios van a existir en esta nueva etapa. Mi último concierto será el 17 de diciembre en Izúcar de Matamoros; después de eso me voy de vacaciones. Esta presentación es especial para mí, aunque todas las presentaciones son importantes.

¿Qué se lleva de este proyecto?

—Me llevo experiencias magníficas. Lo que más he disfrutado es acercar la música a los jóvenes y niños. Durante esas actividades invitamos a los infantes a dirigir y siempre había gran participación. Fue muy gratificante ver cómo los niños aprendían el papel de un director; y cómo, de acuerdo a los movimientos de la batuta, la velocidad iba en aumento; la orquesta tuvo esa nobleza de prestarse al juego. Esta actividad la intenté hacer con otras orquestas y los músicos les hacían caras a los niños, lo cual puede ser peligroso, porque los motiva alejarse de la música. La Filarmónica 5 de Mayo es una orquesta muy gentil.

Acercar a los niños y jóvenes a la música, ¿podría ser una vía para la regeneración del tejido de nuestra sociedad?

—Hay dos cosas que modifican positivamente al ser humano: el arte y el deporte. En el caso de la música, el niño que tiene un instrumento en la mano no tomará un arma, porque se sensibiliza; conforme crece, se va metiendo más en la disciplina. A pesar de no dedicarse al cien por ciento a la música, las personas quedan marcadas y se vuelven mejores seres humanos. Por eso en este tiempo creamos 107 orquestas juveniles. Es una labor que no hay que abandonar.

El total de actividades que ha realizado es de 538, en los ocho años que Fernando Lozano lleva al frente de esta orquesta. En esta nueva etapa de la Filarmónica se avecinan cambios, que fortalecerán el trabajo que ha realizado este magnífico director.

Este penúltimo concierto se realizará hoy a las 13 horas en el MNFM y contará con la participación de la Banda de Música de la Secretaría de Seguridad Pública, dirigida por Abraham Ibáñez Acevedo.

La entrada es libre.

El adiós

La petición de los músicos es que se busque a un director que mantenga el nivel y prestigio que hasta ahora han alcanzado.