Annie Ernaux responde a la memoria de la humillación

La escritora agradeció a la literatura la herencia de apertura y libertad

Annie Ernaux comparó su escritura con la violencia de los “chalecos amarillos” y ha recordado cómo ella, de forma espontánea, adoptó una forma de escribir “violenta” para responder a la “memoria de las humillaciones”.

Ernaux agradeció a la literatura la herencia de apertura y libertad que ha recibido frente a un legado de “dominación y vergüenza,” en el discurso que ha pronunciado tras recibir el Premio Formentor que le fue otorgado por su prosa implacable.

Un galardón que, dotado con 50 mil euros (55235 dólares), tiene como objeto reconocer la labor narrativa de escritores que prolongan la alta tradición literaria europea.

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El Premio Formentor, sostenido con el mecenazgo de las familias Barceló y Buadas, fue concedido por primera vez en 1961 impulsado por un grupo de editores europeos y cuya primera edición ganaron conjuntamente Samuel Beckett y Jorge Luis Borges.

Ernaux reconoció que el hecho de que el Premio Formentor hubiera reconocido a lo largo de su historia a pocas mujeres —solo tres antes de ella— le producía una reacción ambigua: por una parte, lamentaba la desigualdad anterior con respecto a las mujeres, aunque a la vez se sentía “secretamente valorada como excepción”.

 

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