¿Cómo encarar una “nueva normalidad”?

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Hace unos días conocimos el plan hacia una “nueva normalidad” tras el confinamiento por la pandemia de Covid-19, el cual prevé la reactivación progresiva de actividades laborales, sociales y comerciales, a partir del 18 de mayo, en 269 municipios de 15 entidades federativas que presentan un menor número de personas contagiadas por este virus. En una segunda fase se trabajarán medidas de capacitación y protocolos sanitarios que garanticen un regreso seguro. Para que posteriormente, en una tercera etapa, se implemente un semáforo por regiones que indicará la reapertura de las distintas actividades en el espacio público.

La nueva normalidad pos-coronavirus se vive ya en algunos países del mundo, que aplican diversas medidas sanitarias y métodos de distancia social. Por ejemplo en la capital de Alemania, además del uso de cubrebocas y de mamparas de acrílico en cafés, estéticas y gimnasios, las autoridades están considerando que los restaurantes mantengan un registro detallado hasta por cuatro semanas, con la información personal de cada cliente, para permitir su contacto y rastreo en caso de infección. Asimismo, en España la desescalada hacia una nueva normalidad, que comenzó el 4 de mayo, autorizó la celebración de reuniones familiares, los funerales y la reapertura de los comercios, bibliotecas y museos hasta con un tercio de su aforo; no obstante, el denominado teletrabajo continuará para la mayoría de los empleados del sector terciario. En ese sentido, el estudio “Valoración del teletrabajo por los españoles” realizado por la agencia AxiCom reveló que 8 de cada 10 empleados prefieren trabajar desde casa, para evitar los desplazamientos y aprovechar más tiempo en familia.

Es importante destacar que las medidas sanitarias y las pautas sociales que la pandemia nos presentó han demandado condiciones de adaptación hacia esquemas caracterizados por una mayor tecnología y distancia en materia laboral, educativa y comercial, así como más resiliencia y urgencia para desarrollar habilidades tales como la autodisciplina, responsabilidad, flexibilidad, administración del tiempo, coordinación del trabajo colaborativo y la capacidad para comunicarse en videoconferencias y otras herramientas técnicas de comunicación.

Dichas habilidades suaves —soft skills por su término en inglés— serán imprescindibles para encarar estas nuevas directrices en el trabajo y la educación.

Ante estos desafíos, se debe también considerar la imperiosa necesidad de cerrar las brechas digitales y de alfabetización informacional, para así posibilitar una mayor participación de todos los sectores de la población en estos esquemas de trabajo, educación y digitalización de la economía.

En el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI), como órgano garante del derecho a saber y el uso adecuado de la información confidencial, estaremos atentos a que las medidas propuestas en esta nueva normalidad vigilen el pleno ejercicio de la protección de datos y la privacidad de las personas, así como su libertad informativa, en este contexto con novedosas exigencias individuales y colectivas que la pandemia nos ha dejado.

 

* Comisionada del INAI

 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, diario imparcial de Puebla.


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