Fe de erratas digital

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“La posibilidad de una obtención

 fácil y rápida de información es

perjudicial a la confianza.

Desde este punto de vista,

la crisis actual de la confianza se

debe a los medios de comunicación”.

 

Byung- chul Han

 

Tal parece que a la presidencia de México no le ayudan ni sus propios funcionarios en estos tiempos de pandemia. Ahora le correspondió al Diario Oficial de la Federación, que, a raíz de no imprimir el diario con la supuesta justificación de ahorrar papel periódico, hace válido el uso de la “fe de erratas digital”. La denominada fe de erratas se utilizaba para hacer alguna aclaración respecto de lo asentado en un documento público, considerando que se elaboraban en máquinas de escribir. Así, con la finalidad de no repetir todo el documento, se hacía la cita de algún error o dato que se había insertado incorrectamente o, bien, se indicaba que no había corrección alguna en la propia fe de erratas.

Pero como todo ha cambiado en este mundo digital y ahora más con la pandemia, que le ha dado un impulso sin precedente a la tecnología de la información, se usa de la vieja fe de erratas, pero ahora en forma digital. Esto responde a que cuando se publicó, en el Diario oficial de la Federación, el día 13 de mayo de 2020, un acuerdo respecto de las reglas que se están implementando para la pandemia, se revirtió dicho publicación para una mejor ocasión. Entonces, hay dos diarios oficiales de la federación del mismo turno y de la misma fecha: el que contiene la publicación de ese acuerdo y, a su vez, en el que no aparece ese acuerdo.

Desde luego que, independientemente de la consecuencia jurídica que pueda tener esa fe de erratas digital, es decir, querer borrar o sustituir lo ya publicado, lo cierto es que se publicó y, por ende, ya tuvo una consecuencia jurídica. Lo cierto es que, en estos momentos tan complicados por la parálisis económica, miles de mexicanos están al pendiente de las publicaciones en el Diario Oficial de la Federación, con la esperanza de conocer alguna medida que vaya sacando al país de este letargo económico y problema de salud. Por lo que el solo hecho de contar con dos publicaciones del instrumento de publicación más importante que tiene el gobierno mexicano, sobre todo por las consecuencias que esto representa, resulta necesario tomar las medidas indispensables para que los responsables sean sancionados. Ahora bien, lo principal es que esto siembra la duda de si efectivamente los medios electrónicos son más seguros y eficientes que los impresos; pues, en el caso, ya se demostró lo contrario; es más, hay un riesgo muy alto de que esos medios de la tecnología de la información sean más vulnerables que los propios documentos impresos.

Esta misma inseguridad se vive en las oficinas de la administración pública, con todo el uso de estos medios electrónicos. Si es factible la modificación del Diario Oficial de la Federación en cuestión de minutos a plena luz del día, es claro que las acciones de la administración pública (que no son tan evidentes para el público en general) pueden estar más propensas a estas lamentables modificaciones en las resoluciones, los archivos, los expedientes, los acuerdos, las notificaciones, etc. Habrá que considerar seriamente que esta situación no es una simple equivocación, sino que pone en alerta la certidumbre jurídica de los ciudadanos respecto de qué tan prudente son los medios electrónicos para resguardar la información de las autoridades. Desde luego que han pasado por lo menos tres sexenios en donde se han gastado millones de pesos en digitalizar mucha de la información; por lo mismo, es un hecho es que esta eventualidad no puede quedar como un simple detalle, sino que es necesario analizar si existe un resguardo correcto de la información que las autoridades tienen de los propios particulares.

Bien sostiene el profesor coreano Byung Chul: “Más información o una acumulación de información por sí sola no es ninguna verdad. La hiperinformación y la hipercomunicación dan testimonio de la falta de verdad, e incluso de la falta de ser. Más información, más comunicación no elimina la fundamental imprecisión del todo” (La sociedad de la transparencia, Barcelona, Herder Editorial, 2016). Y un ejemplo ha sido el que sucedió con el Diario Oficial de la Federación, que, más que una simple anécdota, sugiere una nueva incertidumbre en relación con esta tecnología de la información; que, por cierto, es la que ha obtenido mejores ganancias en estos tiempos desastrosos e interminables de la pandemia.

 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, diario imparcial de Puebla.



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