La Tormenta Perfecta

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En medio de la crisis que vive el mundo por el temible “coronavirus”, otro tipo de riesgo se asoma por el horizonte para México. Y éste tiene que ver con sus perspectivas nada alentadoras en el terreno económico.

A menos de una semana de su última revisión, Bank of America estimó que la economía de nuestro país caerá hasta 4.5 por ciento. Es importante señalar que este nuevo ajuste ya contempla la afectación del COVID-19, principalmente en las exportaciones y a su estrecha relación con nuestro vecino del norte, los Estados Unidos.

“Gran parte de nuestra revisión de la actividad económica mexicana es debido a las menores expectativas de crecimiento global y estadounidense”, informó Bank of America en un comunicado difundido este jueves.

La institución señala que la contracción en los Estados Unidos se reflejará también en una gran contracción de la actividad económica en México, ya que es una economía muy abierta que comercia más del 60 por ciento de su PIB con ese país. Por ello, una caída estadounidense se amplificará seguramente en México.

En este escenario es importante señalar que nuestro país es vulnerable ante la afectación de los canales de suministro en todo el mundo y más con un cierre de las fronteras (acción inminente este fin de semana), lo que impactará significativamente en la economía de las ciudades ubicadas principalmente en nuestros estados fronterizos, como Ciudad Juárez, Tijuana y Nuevo Laredo.

Un factor ajeno al virus lo representa la “decisión oportuna” de Arabia Saudita de recortar el precio en su producción de barriles de petróleo. Esto ha impactado notoriamente no solo en México, sino en la mayor parte de los países productores de crudo.

El jueves Pemex reportó que el precio de la mezcla mexicana cayó hasta 14 dólares el barril, el menor nivel registrado en 18 años. Ello, aunado a la devaluación del Peso (que ha alcanzado el rango de 23-24 pesos por dólar), pone en evidencia la preocupación por el impacto de los bajos precios del petróleo en los ingresos del país. México depende de la firma estatal para casi una quinta parte de sus entradas.

La acentuada presión sobre la economía y el golpe a los ingresos petroleros ha generado preocupación entre los inversionistas quienes temen que la austeridad fiscal que Andrés Manuel López Obrador ha defendido durante su mandato se vea impactada de forma gradual y que el Gobierno deba activar la máquina del gasto para apuntalar la economía, rescatar a la petrolera nacional y apuntalar otras áreas de rubro social.

Para muchas ésta es una “tormenta perfecta”, una crisis en donde se combinan riesgos potenciales de salud, una caída de 4.5 por ciento en el PIB, una economía petrolera con precios irrisorios y una moneda nacional golpeada, sin mencionar los estragos por venir en la economía del hogar y en el empleo.

Quizá sea hora de que el Gobierno deje de promocionar sus proyectos de la 4T (Tren Maya, Aeropuerto Santa Lucía, Dos Bocas) para atender las prioridades derivadas de esta crisis de salud y del petróleo. Los mexicanos no pueden esperar menos de ello.

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