Jóvenes deconstruyendo el futuro

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#NiUnaBataMenos

En memoria de Ximena, Francisco Javier,

José Antonio y Josué

Emmanuel; y en solidaridad con la comunidad de la UPAEP y la BUAP

En mi columna anterior hablaba sobre la importancia de las instituciones para la consolidación de la democracia mexicana, ya que de éstas depende la calidad de la vida pública y el futuro del país. Y ahora lo reafirmo, pues con los últimos acontecimientos en que perdieron la vida tres universitarios y un chofer de Uber, es más que evidente la fragilidad del Estado de derecho en Puebla. Es muy doloroso lo que ha pasado en la entidad, no sólo para la comunidad universitaria de la BUAP y la UPAEP, sino para la sociedad en general.

Es una desgracia y una pena enorme lo que ahora cuatro familias están pasando, porque ya no verán a sus hijos sonreír, soñar, vivir su sueño de ser médicos o de formar una familia. Es un daño que difícilmente un padre o una madre podrán superar; sin embargo, lo mínimo que el Estado mexicano, y específicamente el gobierno de Puebla están obligados a concretar, es justicia.

En lo que pensaban que sería un fin de semana de descanso, de diversión y tiempo con los amigos en el Carnaval de Huejotzingo, tres estudiantes de medicina perdieron la vida de forma atroz, y sin que todavía esté claro por qué. Según el fiscal general de Justicia del estado de Puebla, Gilberto Higuera, los tres amigos salieron del festival alrededor de las 10 de la noche en un Uber; pero horas más tarde fueron localizados sus cuerpos con signos de tortura y sin vida, junto con el del conductor del vehículo.

Aún no está claro por qué se produjo este hecho, aunque ya hay tres personas detenidas por lo ocurrido durante esa noche. La línea de investigación de la Fiscalía se relaciona con el robo de un sombrero, lo que no es creíble para las familias, desacreditando la información de la autoridad. No obstante, un juez de control ya imputó por homicidio y robo de vehículos a dos de los presuntos implicados en el asesinato de los estudiantes y el conductor de Uber, porque la otra acusada tuvo que ser trasladada a un hospital de Cholula, pues tenía una amenaza de aborto.

Hasta aquí hablaré del curso de la investigación y vinculación a proceso judicial de estas personas; que, en caso de ser culpables, espero que se haga justicia por parte de la autoridad competente.

Desde la perspectiva social, frente a la indignación y el rechazo a la violencia que derivó en el asesinato de estos cuatro jóvenes que tenían todo un futuro por delante, tanto en México como en Colombia, los estudiantes universitarios en Puebla y en distintos puntos del país se encontraron en las calles, en un gran movimiento social que ha despertado el coraje de miles de jóvenes, en medio de la profunda crisis de justicia, violencia e impunidad que se vive en el país.

Las marchas se fueron incrementando durante toda la semana y cada vez se unían más colectivos de jóvenes que lloraban a sus amigos, que compartían sus propias experiencias y que ya no aguantan la falta de autoridad. Es un hito en la historia política de Puebla lo que ha ocurrido, porque hacía varias décadas que un movimiento estudiantil no enfrentaba al gobierno local con tanta fuerza. Admiro la valentía de estos jóvenes, la resiliencia que demostraron frente a tantas tragedias acumuladas por años, y, sobre todo, la determinación de defender, sin regateos, su libertad y el derecho a vivir.

La muerte de cuatro jóvenes más nos hizo recordar por qué debemos luchar todos los días por la democracia. Hemos llegado a un punto de inflexión en México y son miles los jóvenes hoy ya se encuentran deconstruyendo el futuro que no les dará el ecosistema de criminalidad en que estamos viviendo. En lo personal, creo firmemente que un movimiento estudiantil es un esfuerzo de civilidad para reorganizar el orden y recuperar el amor propio, nuestra identidad y nuestros valores; es digno de reconocerse.

Paralelamente, los rectores de la BUAP, la UPAEP, la Ibero, la Anáhuac, la UMAD, la Udlap, el Tecnológico de Puebla y el Tecnológico de Monterrey en la entidad, trabajan en el Consejo de Seguridad Universitario para definir las acciones que seguirán, a favor de un espacio público seguro. Y se espera que se sumen más instituciones educativas, ya que el clima creciente de inseguridad en Puebla ha afectado a gran parte de la población estudiantil.

De acuerdo con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), la entidad poblana reporta casi 300 mil estudiantes universitarios y de posgrado; con lo cual, es de esperarse que la presión hacia el gobierno se incremente en los próximos días.

Y los resultados se exigirán tanto a los gobiernos municipales donde están ubicadas las diversas instituciones, como al gobierno del estado, que también es responsable de garantizar lo más elemental en Puebla: la seguridad.

A la autoridad se le demanda resolver esta crisis, pero la comunidad también debe reflexionar que es corresponsable de la recuperación de un entorno seguro, en el que todos podamos convivir con justicia, paz y dignidad.

Los jóvenes serán nuestro mayor legado y debemos apoyar no sólo su formación académica, sino su florecimiento humano, que sólo será posible en un ambiente social distinto, para que puedan recordar con felicidad su juventud. El futuro es hoy, y a todos nos toca hacer algo para deconstruir lo que nos trajo hasta aquí.

* Profesora de Tiempo Completo del Tecnológico de Monterrey

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@floresm_mx

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