El escándalo: hipocresía

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Noé Ixbalanqué


Febrero 20, 2020

Con dos nominaciones al Oscar, una por actriz principal y la otra por actriz secundaria, El escándalo (Bombshell, EU/Canadá, 2019) se convirtió en la gran oportunidad de Jay Roach para dirigir cine con pretensiones más allá de la comedia intrascendente. Y lo ha hecho bien, al llevar a la pantalla una de las situaciones que dieron origen al movimiento #MeToo y que hizo visible una de las más antiguas formas de poder y control masculino.

Basado en hechos reales, pero cambiando algunos nombres con fines dramáticos, Roach nos narra el escándalo sexual que, en plena precampaña presidencial que llevaría a Donald Trump al poder, causó la destitución del hombre más poderoso de la cadena televisiva Fox News, empresa conservadora y de ideología abiertamente republicana. A partir del despido injustificado de Gretchen Carlson (Nicole Kidman), una de las presentadoras de esta importante cadena de televisión, a causa de su negativa de ser presa del acoso del director de la televisora, Roger Ailes (John Lithgow), ella emprende una acción legal en contra de tal sujeto. Al inicio las empleadas guardan silencio, ya sea por miedo, por convenir a sus intereses o por compartir la ideología conservadora de la empresa; nadie la respalda. Sin embargo, el caso al ser tratado por otros medios en el marco de la precampaña republicana donde Trump sería elegido como candidato presidencial, cobró notoriedad hasta convertirse en escándalo nacional, y fue así que las demandas por la misma causa en contra de Ailes fueron creciendo, hasta que la presentadora estrella de la cadena, Megyn Kelly (Charlize Theron) se sumó y con ello dio la estocada final.

Más allá del tema del abuso de poder a partir del acoso y del sometimiento sexual de las empleadas de la empresa mediática como requisito para el ascenso, especialmente si la mujer en turno buscaba la fama en la pantalla chica, Jay Roach revela la doble moral de la clase conservadora norteamericana que, ligada políticamente al Partido Republicano, como el leitmotiv de su historia, en donde el escándalo de acoso es una de las aristas de esta doble moral que se ha hecho visible con el movimiento #MeToo.

Resulta interesante este abordaje donde la ultraconservadora cadena televisiva Fox News es el bastión para la gestación, construcción y mantenimiento de la opinión pública en favor de la ideología y de la política del Partido Republicano, cuyos valores enunciados, apegados a una moral religiosa y conservadora, no son coherentes con los valores practicados en la dinámica laboral. Así, el deseo sexual, y su práctica, se convierten en esta doble moral como parte de una oscura dinámica de esta empresa y como herramienta para el control del personal femenino, así como para también generar audiencia, como por ejemplo la exigencia de que las presentadoras siempre vistan falda para mostrar las piernas. Es decir, la audiencia de Fox News también es parte de esta doble moral, pues son la fracción de ciudadanos norteamericanos que apoyan la política republicana, y por extensión al actual presidente norteamericano, cuya doble moral es también conocida.

Las impecables interpretaciones de Charlize Theron y de Margot Robbie, que les merecieron a cada una de ellas una nominación al Oscar, apuntalan tanto la narrativa, que llega a romper la cuarta pared con fines explicativos, como la necesaria manifestación en el cine del tema del acoso sexual que han sufrido las mujeres relacionadas con la industria de la información y del espectáculo, mundo al que pertenece el cine mismo. El escándalo no es exactamente la revelación en la pantalla grande del acoso sexual de los poderosos de la industria cultural; lo escandaloso es la doble moral detrás de ello, que por muchos años les dio impunidad a estos sujetos; o dicho en otras palabras, es la hipocresía como parte de la vida normal de estas empresas.

 

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