Resulta sorprendente el efecto que puede causar una planta silvestre, que crece libremente en las planicies de Chiapas y Tabasco y sirve para elaborar algunos alimentos de esos estados, principalmente los tamales de chipilín, de alta demanda en esas zonas. El efecto que tienen los tamales, que normalmente tienen un costo aproximado de 15 a 30 pesos, según el sitio en que se degusten, pero que la noche del miércoles en Palacio Nacional mostraron una contundencia para provocar generosidad y despilfarro.

Los tamales de chipilín se revaluaron y subió a la estratosfera el precio de este producto, ya que 75 empresarios mexicanos atendieron la invitación del presidente López Obrador para departir y degustar este delicioso platillo, que del precio estimado de hasta 30 pesos, se posicionó a cuando menos 10 millones de pesos por unidad, considerando que dos tamales tenían un costo mínimo de 20 millones de pesos, lo que convierte a esta planta silvestre en la más costosa del sureste.

Fue una cena totalmente atípica, alejada del boato que significaba reunir a los empresarios en una cruzada, sin importar que fuese social o política, ya que los acostumbrados “pases de charola” representaban una opípara comida (tradicionalmente cena), rociada con los mejores vinos y postres.

Sin embargo, en esta cena, que a decir del presidente representó una generosa aportación, sin coacción de ninguna clase, los empresarios tenían la alternativa de decir sí o no a la propuesta de la compra de boletos para la rifa del avión.

La cena pareció el “Club de Tobi”, ya que además de la presencia de María Asunción Aramburuzabala, no se notificó la asistencia de las mujeres empresarias más ricas del país.

No se registra que las poderosas empresarias nuevoleonesas Eva Gonda Rivera, accionista de Coca-Cola Femsa, cuya fortuna rebasa los 6 mil 600 millones de dólares; así como tampoco la de Consuelo Garza Lagüera, también accionista de Femsa, con un capital de 727 millones de dólares.

Otras dos empresarias que se encuentran en selecto grupo de las cinco mujeres con mayor riqueza económica de México son las hermanas Martín Bringas, accionistas de Soriana, que ocupan los lugares cuarto y quinto dentro del reducido grupo de las cinco con mayor fortuna.

De Ana María se calcula su fortuna en 560 millones de dólares; y su hermana María Teresa cuenta con un capital similar: 560 millones de dólares.

Hasta el momento se desconoce si asistieron o no a la cena, o si fueron invitadas o rechazaron ir, aunque tal vez, como en el caso de la Eva Gonda, viuda de Eugenio Garza Lagüera, y su cuñada, así como las hermanas Martín Bringas, bastó con la presencia de alguno de sus familiares, ya que ambas pertenecen al mismo grupo empresarial.

Con todo y ello, hay quienes ven entre los 75 empresarios una falta de equidad de género.

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Asegura en tono de broma el fiscal de la Nación, Alejandro Gertz Manero, que con tal que cante (en su declaración) Emilio Lozoya Austin, hasta una orquesta le prestan.

Por lo pronto, se desconoce si Javier Coello Trejo continuará con su defensa o si recurre a otros abogados. Lo que es cierto es que los tradicionales defensores de los políticos acusados de violaciones a la ley, no han alzado la mano para salir en su defensa.

Hay quienes se frotan las manos, ya que suena interesante para algunos de ellos el intervenir, pues los recursos de la familia Lozoya son abundantes.

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Chipilín era el mote cariñoso con que fue conocido un político tabasqueño, Nicolás Reynés Berezaluce, que fue diputado, senador y coordinador de la aplastante mayoría priista.

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