El barco avanza bajo el amable brillo solar.
De repente un delfín brinca fugaz.
El agua se rompe como mil añicos de frágil vidrio y el mamífero marino emerge a la superficie como un torbellino.

Los navegantes aplauden el retozo del delfín
que toma renovado brío para la hazaña repetir.

Pero esta vez no emerge solo, seis especímenes lo acompañan.
Una familia completa que con sus elegantes siluetas y su hocico de botella
nos dan la bienvenida a sus dominios en la austral frontera.

Los delfines son inteligentes, en su semblante puede verse un destello racional.
Parecen reír, parecen jugar, en grupos cruzan el mar.
Nadan junto a la nave, casi los podemos tocar.
“Ven con nosotros, amiga, no te arrepentirás”,
parecen expresar con sus cabriolas estos habitantes del coral.

Yo intenté ponerme las aletas para zambullirme y bucear
“Detén tu deseo, amiga, aquí no es un buen lugar.
Hay tiburones carnívoros que te podrían atacar,
mantarrayas gigantescas y un blanco ejemplar
del gran escualo asesino que es mejor evitar.”

Inmediatamente me percato que es un consejo sabio.
Los delfines huyen de una mancha en el océano:
un gran tiburón rodea nuestro barco, mide al menos cinco metros de punta a rabo.
El tiburón está inspeccionando, explora por si encuentra algo nadando.
Sus mandíbulas retienen dos hileras de filosos dientes
que sin dudar utiliza para devorar mamíferos de sangre caliente.

“Muy cerca de aquí hay una colonia de lobos marinos, focas y peces del Océano Índico.
Si quieres ver al gran blanco atacar, no cierres los ojos y míralo brincar.”
En tres segundos un enorme escualo salta del agua,
sin importar sus dimensiones se eleva sobre las olas azules.

Con su boca enorme muerde y despedaza
a una foca bebé que en su territorio pasa.
La ataca desde abajo como una bala,
sale disparado del agua con la presa enganchada
a sus fuertes mandíbulas que la sacuden y destazan.
Del tierno animal no queda nada…

“Ahora que ya viste a los lindos pececitos
que nadan por estos dominios dando brinquitos,
¿Aún quieres zambullirte en las aguas del Océano Índico?”

Isaac Gasca Mata (Puebla, 1990). Licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Es autor de los libros Ignacio Padilla; el discurso de los espejos (BUAP, 2016) y Tristes ratas solas en una ciudad amarga (UANL, 2019). Es beneficiario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del Estado de Puebla. Actualmente labora en un proyecto educativo en Los Cabos, Baja California Sur.