El artista refleja cada etapa de su vida en su obra: Rebeca Martell

La fotógrafa inauguró su exposición en una galería independiente de la ciudad; en su obra, la luz y las sombras juegan un papel fundamental

A través de la exposición Night is the new day, Rebeca Martell busca retratar el proceso de autoexilio que vivió en Suecia, y cómo esta experiencia la ayudó a encontrarse a sí misma. Las imágenes que componen la exhibición son silentes, oscuras y tienen un lenguaje particular para transmitir mensajes. Su trabajo ha sido expuesto en Estados Unidos, Rumania, Francia, Grecia y Holanda.

En Puebla hace tres años presentó Always somewhere, una serie fotográfica sobre los géneros del rock extremo que fue exhibida en la Fototeca “Juan C. Méndez”. En las imágenes retrata a los personajes y sus momentos de éxtasis al estar en los escenarios.

En entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla, Rebeca Martell compartió el proceso que la llevó a crear esta exposición y el papel activo que está tomando para mejorar las condiciones de los artistas en Puebla.

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¿Cómo surgió la idea o el hilo conductor de esta exposición?

Éste es un proyecto que hice cuando estuve autoexiliada en Suecia hace unos años. No la había presentado en Puebla y quería aprovechar que se abrió la convocatoria del festival Foto México, cuya edición de este año se dedicó al trabajo de fotógrafas, para mostrarla al mundo.

Cuando estuve en ese país, la época que más sufrí fue el invierno, porque a las 2 de la tarde ya no hay luz; esto es algo impensable para los mexicanos, por ser tropicales.

A partir de esto, muchos procesos personales e introspectivos se detonaron en mí. Esta época es muy difícil para los escandinavos, porque los deprime y los aísla de los demás; todo el mundo cierra sus ventanas y no platica con nadie.

Cuando estuve allá, independientemente del aislamiento lingüístico, porque en ese entonces no hablaba sueco, no conocía a nadie y por eso pasaba demasiado tiempo sola, lo que detonó el proceso de autoobservación y me hizo ver cuál era la relación con el entorno y lo que fui antes en México.

¿Cuál ha sido el papel de la luz en tu trabajo y en tu vida?

El artista refleja cada etapa de su vida en su obra. En mis inicios, lo que estaba haciendo era fotografía análoga, que lleva mucho más tiempo. En México trabajaba con esta técnica y las imágenes eran a color, porque la luz así lo permitía.

Quise reflejar el bienestar que esto da a las personas; damos muchas cosas por sentadas y no dimensionamos cómo algo tan pequeño puede repercutir en una sociedad. Es un regalo que no podemos apreciar hasta que no lo tenemos. Mis inicios en la fotografía eran con los colores, y después me traslade a un lugar más sombrío, en donde la gente no te habla si no te conoce, no te visita y si los saludas piensan que quieres venderles drogas.

El silencio también fue parte de este trabajo, y me hizo reflexionar hacia dónde quería llevar mi trabajo.

Al ser una fotógrafa que ya ha participado en diferentes exposiciones y sobre todo retratado a diferentes sociedades, ¿qué rumbo te gustaría que tomara tu trabajo?

El trabajo que quiero hacer, ya no consiste en ir tomando fotos de aquí para allá; quiero darle un sentido más profundo a mis fotografías. Nos esmeramos mucho en las impresiones en papel de algodón, porque son muy resistentes al paso del tiempo.

Este verano estuvieron en Lituania, y hace un año en Guanajuato. Me gustaría llevarla a más lugares; este formato pequeño les permite viajar, porque las metes en una caja y las llevas a cualquier lado.

Al estar en un país de primer mundo, en donde muchas veces las condiciones para ser artista son mejores, regresar y enfrentarte a estos nuevos escenarios en México, que no son tan fáciles en ocasiones, ¿cómo viviste esta transición?

— Fue muy fuerte regresar y ver que mucha de la gente que conocía que se dedicaba o estaba en formación a las artes, desertó. México tiene un nivel muy alto de abandono de las carreras dedicadas a las humanidades, es un campo minado.

Para cambiar las condiciones, decidí ingresar al Consejo Ciudadano de Cultura y a través de la gestión cultural generar espacios para que los artistas pudieran mostrar su trabajo; por ello, mi esposo y yo creamos la Galería Liliput. Hay muchas carencias para que los artistas puedan desarrollar sus habilidades, y hay que trabajar para cambiar las condiciones. Vale la pena crear lugares para hacer arte y construir nuevos parámetros.

La exposición puede visitarse toda la semana, previa reservación en la página de la galería Acción Directa, ubicada en la 8 Norte 206 en el barrio del Parián, hasta enero de 2020.

La muestra fue curada por David Ortega, director de este espacio, que cuenta con una beca del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla para la promoción de fotógrafos y autores poblanos.

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