Delegados de Gobernación: Tres estructuras compitiendo entre sí

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¿Qué tan eficaz puede ser la Secretaría de Gobernación (Segob) en las tareas de conducir y atender los asuntos relativos a la política interior del estado y la operación de un sistema de investigación y análisis de información para la toma de decisiones, la gobernabilidad, la preservación de la cohesión social y la construcción de consensos y acuerdos políticos, si el titular de la dependencia no goza de la confianza del gobernador; si uno de los subsecretarios acuerda directamente con el Ejecutivo, saltándose a su superior jerárquico; y si al interior de la Secretaría hay tres estructuras compitiendo entre sí?

Para ningún observador político pasa inadvertido que el secretario de Gobernación Fernando Manzanilla Prieto es un político acotado, sin operadores y sin la confianza del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta; que éste le ha quitado funciones, atribuciones y hasta el control de los subsecretarios y directores generales; y que el hombre fuerte en esta dependencia es en realidad el subsecretario de Desarrollo Político, David Méndez Márquez.

Tampoco que los asuntos más delicados de política interior se los encarga directamente el gobernador a David Méndez, o a su primo, el director general de Gobierno, Julio Miguel Huerta Gómez.

Lo que nadie entiende es por qué el gobernador Miguel Barbosa mantiene a Fernando Manzanilla al frente de la Secretaría de Gobernación, si él mismo ha evidenciado que carece de su absoluta confianza; o por qué el propio Manzanilla ha preferido aguantar tantas descortesías antes de renunciar y regresar a su curul en el Congreso de la Unión como diputado federal.

La verdad es que ambas cuestiones son un misterio.

Esa circunstancia, ya de por sí grave, se torna aún más preocupante por los pleitos que genera este vacío entre funcionarios de la misma Secretaría, y por la conformación de estructuras paralelas compitiendo entre sí por el control de la dependencia y por proveer la información clave o sensible para el análisis y la toma de decisiones.

Actualmente existen tres estructuras de delegados. La que dejó el subsecretario de Gobernación, José Luis Márquez Martínez, y que se encuentra acéfala tras su remoción hace diez días; y tras la obligada renuncia de Jesús Vázquez García, después de haber sido grabado pidiendo moches y condicionando la entrega de programas sociales con fines clientelares; la del director general de Gobierno, Julio Miguel Huerta, quien es el responsable de las relaciones del Poder Ejecutivo con los ayuntamientos; y la del subsecretario de Desarrollo Político, David Méndez, a través del programa de Desarrollo Institucional Municipal (DIM), con el cual se canalizan recursos del Estado y la Federación para la formación de funcionarios, asesorías para la elaboración de planes y proyectos y el desarrollo de acciones de bienestar social.

En esta disputa por poner y quitar delegados distritales, David Méndez promovió la llegada del expresidente de Tepeaca, Jesús Vázquez García, como director general de delegados de la Segob. Pero el gusto le duró poco, ya que su recomendado tuvo que renunciar, al difundirse un audio en que se le escucha pidiendo moches a presidentes auxiliares de Amozoc.

Sin embargo, la mayor rivalidad de David Méndez por hacerse del control de la Secretaría no era la que tenía con José Luis Márquez, ni con su gente; sino con el director general de Gobierno, Julio Huerta, y su aliado político Éric Cotoñeto Carmona.

Julio Huerta, que es primo del gobernador, y Éric Cotoñeto, que ha sido operador político del Ejecutivo estatal desde que ambos se conocieron en el PRD, no sólo han nombrado a los delegados de la Dirección General de Gobierno, sino de otras secretarías como Bienestar Social, Salud y Desarrollo Rural, así como del DIF y las Cordes de la Secretaría de Educación.

Sus nombramientos han resultado poco afortunados, pues han optado por meter a gente sin experiencia y sin conocimiento de los grupos políticos; a familiares, a subordinados y aliados de su grupo, más que de Morena; a candidatos perdedores en los comicios locales de 2018, y a recomendados de presidentes municipales y diputados locales en funciones.

Tal situación, lejos de contribuir a la gobernabilidad, la construcción de consensos, la paz y la cohesión social, está generando problemas, pues sus delegados han entrado en conflicto con los nombrados por Manzanilla o con los que dejó José Luis Márquez; pero también con militantes de Morena contrarios al grupo del gobernador, y con algunos presidentes y diputados que fueron sus rivales en los comicios de 2018 y a los que buscarían sustituir.

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