Audry Funk es una cantante de hip hop, reggae
y otros géneros que a través de sus letras denuncia problemáticas que
afectan a las mujeres, indígenas y migrantes; convierte la rabia en música
combativa. Ella ve en el arte una forma de resistencia.
Originaria
de Puebla, del mero sur, de Mayorazgo, de la cual se siente orgullosa y siempre
lleva a su barrio en el corazón, incluso cuando vivió en el extranjero tenía
presentes las problemáticas que estaba enfrentando el estado. En los escenarios
que pisa siempre ofrece al público un contexto de lo que está pasando, para
generar conciencia.
En entrevista
con El Popular, diario imparcial de Puebla, la cantante
narró el proceso catártico que es para ella hacer música, y cómo el arte puede
generar una revolución sin armas.
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Desde
tu postura de migrante y mujer, ¿cómo haces música?
—Hacer
música combativa requiere de mucha fuerza; no todo el mundo te da el espacio ni
te brinda sus oídos, pero cuando logras capturarlos,
es muy importante. Lo que estoy haciendo es reflejo del trabajo no sólo mío,
sino de mucha gente que está conmigo echándole ganas en Estados Unidos; no sólo
siendo mestizos sino también poblaciones indígenas que se van para allá a pesar
de la discriminación y las duras políticas de Donald Trump.
Somos
seres que renacemos, que estamos en el barrio resurgiendo desde nuestros
corazones y desde la semilla de lucha; todos queremos una vida digna. Me parece
difícil, pero no es imposible, es la única manera que yo tengo para existir. Si
no pudiera hacer música, no podría hacer nada. Es una plataforma muy grande
para que llegue el mensaje, no sólo el mío, también el de muchas mujeres a las
que nos interesa lo mismo. Yo que tengo esta plataforma, la tengo que utilizar
para hablar por todas.
Se
habla mucho de la revolución armada, pero en este caso, ¿cómo es la revolución
desde el arte, y en tu caso desde los micrófonos?
—De
entrada, el arte es un derecho humano y también una medicina que sana; así como
sana el alma, también sana los tejidos sociales, y eso es muy importante. La
revolución desde el arte te hace tener esperanza en otras cosas. Cuando sólo
pensamos en una revolución llena de violencia e ira, nos da miedo; pero cuando
pensamos en una revolución a través de la conciencia y el arte, es más amable,
más fuerte e impacta más. Por ejemplo, en Chile la gente está resistiendo con
una fuerte manifestación del arte en donde se denuncia lo que está pasando. La
protesta sin arte no es protesta; necesitamos utilizar esta vía para llevarla a
todo el mundo.

¿Cómo transformas la rabia y otros sentimientos en
música?
—Pienso
mucho y siento todas las emociones que me generan las problemáticas sociales.
Mi proceso creativo empieza con beat, y sobre el ritmo voy construyendo
la letra que hable sobre lo que piense y sienta en ese momento.
La
primera vez que te presentaste ante el público, ¿qué sentiste cuando la gente
escucho tu voz y todo lo que tenías que decir?
—Cuando empecé tenía 15 años.
La primera banda que tuve se llamaba La Quinta de San Juan, era reggae.
La primera vez que toqué fue en una fiesta en un jardín. Había muy poca gente y
yo estaba aterrada, pero me dije: esto es muy importante y mágico porque no
sólo están escuchando mis canciones; la gente también quiere escuchar lo que
tengo que decir. Decidí tomar esta plataforma porque era ese momento o nunca.
Es algo que entendí desde la primera vez que pisé un escenario.
Cuando
estuviste viviendo en Nueva York, ¿qué significó llevar tu música a un país que
no habla español y que en ocasiones no es tan amable con los migrantes?
—Vivir
en esa ciudad me ha dado mucha apertura, al saber que la música es un lenguaje
universal. Yo ya sabía inglés y en mi estancia en Estados Unidos mejoré mis
habilidades con el idioma. Siempre trato de explicarle a la gente el contexto
que está viviendo mi país, ya no sólo es hablar sobre derechos de la mujer,
sino decirle a la gente que en México nos están matando: cada día asesinan a
mujeres con total impunidad. No importa cuál sea el idioma o el tipo de música,
podemos conectar y hacer conciencia. Cada que canto en Nueva York, siempre
explico un poco de mi canción y la tiro. La energía de la música es tan
mágica que rompe esas barreras del idioma. Ha sido difícil llegar a ese país,
pero no imposible. Fue muy nutritiva la experiencia.
Una de
las características de esta gran artista es la sencillez que tiene al convivir
con el público, y que a todos lados siempre lleva a su barrio y a su gente a
pesar de las condiciones adversas. La música une a las personas y hace del
mundo un lugar mejor, más agradable y más humano.
La música de Audry Funk puede escucharse en todas las
plataformas de streaming y para conocer las fechas y los lugares en los
que se presentará, pueden seguirla en sus redes sociales.