¿Aeropuerto de carga en Huejotzingo o Tepeyahualco?

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Se ve con interés la nota que salió publicada que informa de la iniciativa de inversionistas o promotores de inversión pública y privada respecto a la intensión de aprovechar el potencial de carga que tiene el aeropuerto de Puebla “Hermanos Serdán“, dado que en la actualidad opera por debajo de su capacidad; el argumento podría también extenderse sin dificultad al tráfico de pasajeros.

La propuesta, difundida la quincena pasada, señala que se mueven en carga apenas mil toneladas de su potencial, el cual según estimaciones de esa fuente alcanzaría las 73 mil toneladas. No se deja claro en la nota, si el potencial de máximo movimiento de carga aludido responde a la proyección de largo plazo (la propuesta se funda en un estudio de mercado, pero me sustraigo a la nota).

El proyecto intenta ser integral y advierte que debe estar acompañado de la ampliación de la autopista a cuatro carriles en los senderos de alto tráfico de insumos o mercancías, puesto que la carga es eso. Animados, los promotores de este proyecto de inversión anuncian que en breve sería expuesto a las autoridades correspondientes para su conocimiento, suponemos como contribución al impulso de los proyectos estratégicos del actual gobierno, próximos a iniciar el año en puerta.

Proyectos así merecen ser reflexionados. En primera, observar que a su viabilidad técnica corresponde en paralelo el análisis de viabilidad financiera que dependerá entre otras cosas, dela visión de desarrollo territorial y metropolitano que mantenga el gobierno actual (en la coyuntura de los arreglos institucionales que se promueven desde la federación y encuentren eco en el gobierno estatal). En segunda, que proyectos estratégicos son plausibles cuando cumplen, desde el principio, dos condiciones: sostenibilidad e inclusión social, siendo ambas coordenadas parecidas a la abscisa y la ordenada de la geometría cartesiana- y de la geografía de la política actual. Ello define el campo de actuación de un gobierno que quiere cumplir sus compromisos sociales vinculándolos con los de la Nueva Agenda Urbana: que nadie se rezague, nadie se quede atrás; por cierto, exaltados en el Plan Nacional de Desarrollo en su versión de Palacio Nacional y no de la Secretaría de Hacienda, proscrito por neoliberal.

Me parece que sí, cuando se explora la dimensión metropolitana tienen que surgir proyectos a dicha escala, vale redundar: proyectos metropolitanos, cuya intención implica coordinación entre todos los órdenes de gobierno, justo como lo vislumbra la propuesta. ¿Qué pasará si la demanda del transporte aéreo de carga es, por ventura, de una escala mayor? En lo menos: inter metropolitana; en lo más: megalopolitana. En el primer caso habría que explorar las relaciones entre las Zonas Metropolitanas de Puebla-Tlaxcala y Apizaco-Tlaxcala, que de hecho más que próximas, están fundidas. En el segundo, sumarse a la intensión federal de generar un sistema poliédrico de aeropuertos; y con ello analizar si Santa Lucía, al absorber parte de la demanda de pasajeros, no disminuiría su vocación de carga, eso no está en la nota.

La pregunta es:¿Porqué no dimensionar el proyecto a escala megalopolitana? Ya es el proceso realmente existente, que tanto ha interesado a nuevos y viejos urbanistas y también a la Comisión Metropolitana de la Cámara de Diputados. Si ello fuera así, antes de decidir proyectos a escala intra-metropolitana, hay que afinar el análisis inter metropolitano del territorio Oriental de la megalópolis “Centro del país”. Porque, ¡Ojo! El eje metalmecánico nacional se ha movido de la región Angelópolis hacia la región Audi con Ciudad Modelo, la industria militar e industria naval. Mejorando las ventajas comparativas de Tepeyahualco y Libres Oriental, por cierto.

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