La renuncia de Heliodoro Luna exhibe la falta de obras y proyectos del gobierno barbosista

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En medio de una grave crisis por la parálisis que vive la administración pública por la cancelación de licitaciones y obras iniciadas en la gestión interina de Guillermo Pacheco Pulido, y la incapacidad de las actuales autoridades para gestionar y bajar recursos adicionales del gobierno federal, o conseguir que en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2020 se etiqueten fondos para obras relevantes o de alto impacto, este lunes se confirmará la renuncia de Heliodoro Luna Vite como secretario de Infraestructura del gobierno del estado.

Heliodoro, que era de los colaboradores más cercanos de Barbosa, pues venía de trabajar con él desde la Cámara de Diputados, es el cuarto secretario en dejar el gabinete en un gobierno que apenas el viernes pasado cumplió 100 días.

Su renuncia es una mala noticia, aun cuando Heliodoro Luna no haya arrancado o inaugurado una sola obra importante, ya que su salida confirmará lo que muchos suponemos: que el gobierno de la llamada Cuarta Transformación está más ocupado en venganzas políticas que en impulsar el crecimiento y desarrollo que el estado demanda.

Pero también que el gabinete contratado por el gobernador Barbosa para dar resultados, corregir los excesos y abusos del pasado y mejorar la eficiencia y eficacia del gobierno en distintos frentes, se está quedando corto o muy lejos de superar lo realizado por las administraciones que lo antecedieron, al menos en el comienzo o sus cien primeros días.

El gobernador Barbosa optó por designar como secretarios de despacho a personajes que no conocía o con los cuales jamás había trabajado, pero que supuestamente eran honestos y técnicamente preparados. En aras de eso se justificó su desarraigo u oriundez local.

También se dijo que tenían buenas relaciones o venían bien recomendados por el presidente López Obrador, su esposa o hijos; o que serían un buen enlace con los secretarios del gobierno federal y que esa circunstancia ayudaría a la administración barbosista a gestionar recursos extraordinarios o proyectos, programas y obras de gran calado social.

Sin embargo, nada de eso se ha concretado en los cien primeros días del gobierno barbosista; tampoco se vislumbra nada relevante para el resto del año, ni para el siguiente ejercicio fiscal. En el PEF 2020, la Secretaría de Hacienda no tiene registrada ninguna obra nueva de alto impacto, o algún proyecto detonador del crecimiento y desarrollo de la entidad.

Los secretarios de Infraestructura, Planeación y Finanzas, Administración, Turismo, Desarrollo Rural, Salud, Bienestar y Medio Ambiente han sido incapaces de validar con sus homólogos del gobierno federal algún programa trascendente. Los diputados y senadores poblanos tampoco han logrado conseguir fondos adicionales. De qué sirve que el senador Alejandro Armenta Mier presida la Comisión de Hacienda en la Cámara Alta, o la bancada poblana sea de las más numerosas del país, si nada extraordinario han podido aterrizar en el presupuesto del próximo año.

Heliodoro Luna recibió de su antecesor un paquete de proyectos y obras para todo el sexenio, varios de los cuales estaban destinados a los que hiciera el Centro Regional Puebla de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) con recursos federales. Pero se quedaron guardados, archivados. Se perdieron en la transición con los dos secretarios de Infraestructura que Barbosa nombró después de ganar de las elecciones extraordinarias y antes de su toma de posesión el 1 de agosto: Carlos Francisco Urbina Tanús y Francisco Josué Cortés Enríquez.

Se trataba de proyectos ejecutivos, que tenían que ampliarse y ser válidos técnicamente en las instancias federales correspondientes, para que la Secretaría de Hacienda los registrara y les asignara una partida en el PEF de 2020.

Pero esa tarea no se hizo. No la hizo el secretario Heliodoro Luna, ni sus homólogos de Administración y de Planeación y Finanzas, pero tampoco el gobernador Miguel Barbosa.

Por eso le decía al principio que Puebla está en crisis, por la caída del mercado automotriz y por la contracción del mercado de la construcción en el segundo semestre del año; por la incertidumbre económica, pero también por la suspensión de obras que el gobierno interino de Pacheco Pulido había licitado e iniciado, como la construcción de distribuidores viales en la colonia La Paz, en el cruce de Teziutlán Norte y Teziutlán Sur con Recta a Cholula; y el crucero del Bulevar Atlixco y Bulevar del Niño Poblano; la construcción de un paso deprimido sobre la Avenida Zavaleta, y la reparación y rehabilitación de las laterales de la Recta a Cholula.

Estas obras, que se suspendieron o redujeron, no han sido sustituidas por otras de gran calado y beneficio social, lo que explica por qué el sector de la construcción está semiparalizado o contraído en la recta final del año, y sin grandes expectativas para el siguiente.

De los 2 mil 100 millones de pesos que se presupuestaron para 2019 en obra pública, había el acuerdo que el gobierno de Pacheco Pulido ejercería 1 mil 300 y la gestión de Miguel Barbosa 800 millones. Sin embargo, dicha negociación quedó sin efecto cuando el nuevo gobierno canceló varias de las obras y licitaciones de su antecesor, sin precisar por qué otras se reemplazarían, o cuándo se reanudarían con empresas diferentes a las que inicialmente se les asignaron los trabajos.

 

En corto

Este lunes estará en Puebla el presidente del CEN del PAN Marko Cortés Mendoza, quien se reunirá en la sede estatal de su partido con legisladores federales, consejeros nacionales, diputados locales y cuadros representativos, así como con empresarios locales.

Las primeras reuniones se efectuarán en las oficinas del PAN en la colonia Bugambilias; y el encuentro con empresarios en el Hotel Hilton Garden de Angelópolis.

Entre los cuadros representativos con los cuales Marko Cortés intercambiará opiniones sobre el partido, sus conflictos y retos electorales de cara a las elecciones intermedias del 2021 figuran Francisco Fraile, Guillermo Velázquez, Jorge Aguilar Chedraui, Eduardo Alcántara, Jesús Zaldívar, Blanca Jiménez y Filomeno Sarmiento.

Además de Jorge Alejandro Valencia, Eduardo Rivera Pérez, Roberto Grajales Espina y Mario Riestra Piña.

La crisis hacia el interior del partido del presidente López Obrador continuará profundizándose este mes, luego de que la presidenta del CEN, Yeidckol Polevnsky, fracasó en su intento de convocar a un Congreso Nacional para el domingo 17 de noviembre; y su principal detractora, Bertha Luján, consiguió que el Consejo Nacional aprobara la celebración de un Congreso Extraordinario el domingo 24 de los corrientes.

Bertha Luján presidirá este Sexto Congreso Nacional Extraordinario, hecho con el propósito de que sus integrantes nombren un nuevo Comité Ejecutivo Nacional y una nueva Comisión Nacional de Elecciones, órganos que se encargarían de depurar el padrón de militantes de Morena y de organizar 300 asambleas distritales para elegir consejeros estatales, quienes a su vez nombrarían a las nuevas dirigencias estatales y a los consejeros nacionales.

Yeidckol Polevnsky no asistió a la sesión del Consejo Nacional, pensando que éste no reuniría el quórum legal; sin embargo, mandó a un notario público y sus equipos de grabación, los cuales pudieron constatar que la reunión sí se llevó a cabo con los acuerdos arriba mencionados.

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