Mario Millán Soto presentó el tema Elementos tradicionales de la ofrenda, como parte de las Charlas con café en el Museo Nacional de los Ferrocarriles. Durante el evento, Millán Soto destacó el papel de la Iglesia católica en la transformación de esa celebración prehispánica.

La Fiesta de los Muertos es el nombre original, cuyos orígenes datan del año 1100; la iglesia la denominó como Fieles Difuntos o Todos Santos. La ceremonia actual es un híbrido entre lo prehispánicos y la religión. Durante la época de la Colonia, con el afán de ganar más fieles, la iglesia optó por incluir elementos de su estructura a esta celebración, considerada pagana por creer erróneamente que se adora a la muerte.

El investigador explicó que la celebración tiene lugar en el mes de noviembre, por los calendarios prehispánicos, ya que en esta época es cuando florecen los campos y las frutas.

La investigación en torno al origen del Día de Muertos se basan, en códices como el Boturini o la Tira de las Peregrinaciones, como también se le conoce; en este documento se narra la fundación de Tenochtitlan.

Millán Soto indicó que la celebración de Día de Muertos se ha ido transformando hasta la fecha; en la actualidad las flores de cempasúchil que se utilizan en las ofrendas, son una variación de la flor original.

“No ponemos altares para que vengan los muertos, los ponemos porque vienen,” indicó el artista. “Al Colocar una ofrenda, tiene que ver con el recordar a los familiares; una vez que, los pensamos, les damos vida, finalizó.