Nuestras festividades son sátira de las personas pudientes: Mario Stalin

El pretexto es el Día de Muertos, los mexicanos usan las calaveritas literarias para alabar a su gente y de manera pícara hacer quedar mal a la muerte

Las calaveritas son composiciones literarias escritas con libertad, accesibles a quienes no diferencian un alejandrino de un soneto, pero poseen sentido común y la sagacidad suficiente para burlarse de lo más serio: la muerte.

Mario Stalin Rodríguez, asesor educativo del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México, explica que el origen de las calaveritas puede ubicarse en el México de antes de la Revolución como una manera de sátira de los periódicos rebeldes opuestos al régimen del presidente Porfirio Díaz (1877-1911).

Actualmente son una forma halago a los conocidos o la gente famosa. Tenemos calaveritas a actores, actrices, locutores, a la tía o al abuelo. Es una costumbre común, no solo como burla, también como forma de homenaje,” cuenta.

“Quien quiera gozar de veras/ y divertirse un ratón/venga con las calaveras/ a gozar en el panteón/”, reza el inicio de una de las creaciones de José Guadalupe Posada, el grabador mexicano nacido en el siglo XIX, reconocido por sus dibujos de calacas, entre ellas La calavera garbancera, bautizada como La catrina, por Diego Rivera.

Esta imagen que asociamos al Día de Muertos, que se festeja el 1 y 2 de noviembre, nació de la caricatura de Posada, quien hacía referencias a las clases acomodadas de la Ciudad de México, acompañadas de unos versos de un autor anónimo que hace referencia a la clase política que deprecia a los pobres pero vive del trabajo de ellos.

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Día de Muertos

Es una de las más folclóricas de un país en el que el realismo mágico es asunto de todos los días, pero también los feminicidios, los actos de violencia y las muertes por enfermedades curables, que son más que las reconocidos por los políticos.

En términos deportivos, burlar a la muerte con poemas caseros es como ganarle un set al destino, aunque después uno pierda el partido.

“Tiene que ver con una idiosincrasia arraigada por acá, la forma de burlarse de la situación. En sociología se le llama la venganza de los caídos. Estoy en el suelo, soy de la clase más baja, pero eso no me impide burlarme desde los de arriba,” recuerda Rodríguez.

La burla

En estos días, el país está lleno de altares de varios colores en los que se rinde homenaje a los que abandonaron el cuerpo. En la ceremonia, las calaveritas literarias son apreciadas como el ajonjolí o el clavo del mole, porque aporta sabor al platillo.

Fiesteros, alegres y burlones, los mexicanos aprecian las calaveritas como una más de sus formas pícaras de ver la vida, que también se expresa en carnavales, tianguis y mercados donde lo mismo puede comprarse una careta del presidente López Obrador que de Donald Trump o Fidel Castro.

“Nuestras festividades son sátira de las personas pudientes, de princesas, del cura, del conquistador español. Ahí están las piñatas que venden en los mercados con imágenes de los presidentes,” concluye Rodríguez.

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