“No tienen derecho a opinar” Las amenazas de Yeidckol, un atentado a la libertad de expresión y a la libertad de crítica

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En memoria de mi amigo Alejandro Manjarrez, extraordinario escritor y mejor ser humano. Se nos adelantó en el camino, pero ejerciendo su derecho a expresarse, y muchas veces, criticando

 

Hace unos días, a propósito de la serie de cuestionamientos que se le han hecho al gobierno federal, al secretario de Seguridad Pública y al presidente del Gobierno Mexicano sobre la decisión de dejar escapar al Chapito Ovidio Guzmán, se han manifestado los grandes defensores de Andrés Manuel López Obrador de diferentes maneras.

Un columnista afirmó que era la secuela que habían dejado las decisiones irresponsables de Calderón; y en el colmo del absurdo, la presidenta de morena sostuvo que: “no tienen derecho a opinar, no pueden criticar (…) y nosotros no se los vamos a permitir,” dirigiéndose a quienes llamó “jauría de críticos” y militantes de la “extrema derecha”.

En México, desde hace varios años es sabido que la labor periodística es una actividad de alto riesgo. El número de ataques a periodistas, muchos de ellos con resultados de pérdida de vida, son un reflejo catastrófico de la vulnerabilidad del ejercicio de la libertad de prensa y del ejercicio de la libertad de expresión.

La mayoría de los estudios e investigaciones que tratan de identificar la causa de la vulnerabilidad de esas libertades, encuentra que el contexto de violencia alcanza con frecuencia a los profesionales del periodismo que investigan temas relacionados con el narcotráfico, o con la corrupción.

Sin embargo, la libertad de expresión es un pilar fundamental de todo sistema democrático; y su ausencia es uno de los indicadores más evidentes en los regímenes autoritarios o dictatoriales.

Por eso es evidente que la frase expresada por Yeidckol Polevnsky como reacción a las críticas que surgieron desde la sociedad civil, desde la academia y desde los partidos políticos de oposición, constituyen una amenaza directa al ejercicio de las libertades de expresión y de crítica.

La novedad de este ataque es que no va dirigido a periodistas, a profesionales de los medios de comunicación o a líderes de opinión.

La novedad es que el ataque se dirige a los sectores de la sociedad civil que se identifican como opositores al régimen de Andrés Manuel López Obrador y que, en un simplismo verbal, los quieren ubicar en el ala de los conservadores o de la extrema derecha.

La democracia como régimen político está fundamentada en la libertad de expresión. A través de la historia de los Estados democráticos, el reconocimiento de esta libertad y la obligación estatal de preservarla son entendidos como condición indispensable para garantizar la vigencia de los derechos de las personas a partir de la libertad.

Desde 1776 Estados Unidos, mediante la Primera Enmienda, garantizó y protegió este derecho fundamental. La Organización de las Naciones Unidas, mediante la conferencia de Ginebra de 1948, desarrolló el contenido de la libertad de información.

En México, la Constitución General de la República y los Tratados del Sistema Interamericano de Derechos Humanos garantizan las libertades de expresión y crítica a favor de toda persona; es decir, a favor de los profesionales de la comunicación, de los ciudadanos en general y, desde luego, de los opositores a cualquier régimen político.

Es evidente que las expresiones de la señora Polevnsky tienen que ser entendidas como un ataque a la libertad de expresión de los opositores al gobierno de Morena, y como una amenaza directa al afirmar que “no los van a dejar”.

¿A qué se refiere la presidenta de Morena?, ¿en qué va a consistir ese impedimento?, ¿serán capaces de proponer la modificación del texto constitucional y suprimir ese derecho?

Esos ataques disfrazados de expresiones políticas nos obligan a encender las alarmas, para verificar las condiciones de salud de nuestra democracia.

Es de esperarse que las instituciones democráticas nacionales, y todos los actores corresponsables de su funcionamiento, levantemos la voz para exigir el retiro de las amenazas lanzadas, e impedir, a toda costa, que se mantenga la ruta de normalización de los procesos de desmantelamiento de las instituciones que, sin lugar a duda, está intentando establecerse en México.

* Es politólogo y maestro en Negociación y Resolución de Conflictos por la Universidad Carlos III de Madrid. 

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