El acto antorchista en Tijuana

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Omar CARREÓN ABUD


Octubre 25, 2019

Se llevó a cabo en el llamado Diorama “El Trompo”, pero no en el interior del auditorio en el que no hubieran cabido las 20 mil personas que se concentraron el pasado domingo 20 de este mes de octubre a las 4 de la tarde, sino en una amplia explanada exterior en la que se colocó un gran templete y el sillerío indispensable. Fue una tarde espléndida, de esas que cabe decir que “ni mandada a hacer”, ni calor ni frío ni viento, y el sol de la tarde pegó un poco intenso sólo un rato.

Llegaron comisiones pequeñas —la distancia es un gran obstáculo— desde Sinaloa, Baja California Sur y Sonora y, desde luego, el grueso del contingente de Baja California, de ciudades como Mexicali, Tecate, Ensenada y de la propia Tijuana, de sus colonias más pobres y con menos servicios.

Si se me pregunta cuál --además de la multitud congregada-- fue la característica principal del evento, yo diría que el ánimo excelente, el entusiasmo de los asistentes. Se notaba a las claras que estaban muy contentos de estar ahí y lo hacían patente gritando espontáneamente las consignas, agitando las banderas que llevaban por miles y, sobre todo, animando a los oradores, lo cual significa que seguían puntualmente sus declaraciones.

El invitado principal estuvo, pues, presente y muy participativo; no hay, no puede haber un acto del pueblo sin la presencia del pueblo. Los líderes son líderes porque dirigen, porque tienen la confianza de alguien, en este caso, de muchos miles de mexicanos que estuvieron presentes.

Se pudo trabajar. Después de varios números artísticos como preámbulo, inició el evento propiamente dicho. Después de un inmenso coro infantil y juvenil que interpretó el himno del Movimiento Antorchista, el joven cantante, excelente intérprete, Wenceslao Muñoz, les dedicó a los presentes el “Corrido de Mazatlán”, de José Alfredo Jiménez. Vino luego la intervención del dirigente del Regional Noroeste del Movimiento Antorchista, que incluye a los estados presentes ya mencionados, el compañero Ignacio Acosta Montes, quien dio la bienvenida a todos los presentes y se mostró orgulloso de ser antorchista.

Se concentró ahí una amplia representación del Comité Ejecutivo y de la Dirección Nacional. Estaban los diputados federales Antorchistas Brasil Acosta, Eleusis Córdova y Lenin Campos; estaba la presidenta municipal de Ixtapaluca, la licenciada Maricela Serrano Hernández; y muchos dirigentes estatales antorchistas, entre quienes menciono a Dimas Romero, de Oaxaca; Aleida Ramírez, de Yucatán; a Carlos Martínez, de Tamaulipas; a Ramón Rosales, de Nuevo León; a Marcos Pérez, de Guanajuato y a otros más. La verdad, todo el país estuvo representado en el acto antorchista de Tijuana.

A todos ellos los encabezó el líder de los antorchistas de México, el Maestro Aquiles Córdova Morán, quien, desde luego, como siempre lo hace, hizo uso de la palabra. Me detengo y le dedico espacio especial a su discurso porque me parece que hizo en Tijuana importantes declaraciones que deben ser conocidas. Su discurso fue una síntesis de la alternativa que proponen los antorchistas ante el neoliberalismo que nos ahoga. El neoliberalismo o el capitalismo salvaje están haciendo crisis en buena parte del mundo; las grandes masas están cayendo en la cuenta de que ya no tiene nada que ofrecerles, como no sea más sufrimiento.

A unos kilómetros de distancia de Tijuana, a 40 dólares en transporte colectivo, se llega a Los Angeles, la mayor ciudad de un estado que es, si mis datos no me fallan, la quinta o la sexta economía del mundo. Y ahí mismo, en el corazón de la ciudad, se encuentra la tristemente célebre zona denominada Skid Row, en la que ya habitan en las calles y en las banquetas cerca de 5 mil norteamericanos sin casa y sin trabajo; once por ciento creció esa población de miserables en el último año. Eso, a unos kilómetros de la frontera, en la economía más grande del planeta.

No hay, por tanto, que ir muy lejos y en la oscuridad para entender los últimos acontecimientos en Quito, Ecuador, en donde un retiro de subsidios en respuesta a un acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), a cambio de un préstamo, es decir, una alza a los precios de los combustibles, acaba de desatar una imponente protesta de cientos de miles de indios y no indios pobres de Ecuador, al grado tal que obligaron al presidente Lenín Moreno a retirar las medidas y sentarse a negociar.

Tampoco cuesta mucho trabajo explicarse la protesta inmensa de Chile que transcurre mientras se escriben estas líneas, motivada por un aumento en los precios del agua, la luz y el boleto del metro; pero, en el fondo, por las políticas de un modelo económico brutal. El mundo se está rebelando contra el neoliberalismo.

Como alternativa, el Maestro Aquiles Córdova preguntó: “¿En qué radica nuestra discrepancia con López Obrador?” Y procedió a dar la respuesta: “Él (AMLO) dijo, desde candidato, que el problema del país era la corrupción y que él se iba a dedicar a combatirla. Nosotros dijimos: ‘no es cierto’, el problema del país no es la corrupción —aunque la corrupción existe y hay que combatirla, de eso no hay duda—; el verdadero problema del país es el desastre económico que se manifiesta como desastre social en el que vive la inmensa mayoría de los mexicanos… ¿Por qué hay tanto pobre en un país que produce tanta riqueza? Porque la riqueza no se reparte, y no se reparte porque el modelo económico llamado ‘neoliberalismo’ no reparte la riqueza, no tiene mecanismos automáticos para repartir la riqueza; al contrario, los mecanismos automáticos del neoliberalismo provocan lo que estamos mirando: la concentración en pocas manos, y aquí está el resultado, un país muy rico, la economía número 15 del mundo, es uno de los países donde hay más pobres en el mundo entero, más o menos alrededor de 100 millones de mexicanos de alrededor de 125 millones que somos, padece algún tipo de pobreza”.

El maestro Córdova Morán culminó su discurso haciendo un importante llamado: “Por eso, yo les digo: ha llegado el momento de que Antorcha tome las riendas del país. Pero Antorcha sola, también hay que decirlo, no podría. No podría Antorcha sola con el país. No, ni queremos tampoco porque sabemos que el país es muy amplio, vasto y variado. Lo que queremos al decir esto, es decirle a todos los que entiendan algo de la problemática nacional, a todos los que se hayan vistos lesionados por la política de la 4taT, a los despedidos, a los que les bajaron el salario, a los que les quitaron las guarderías, a los que les quitaron el seguro popular, a los que están siendo agredidos en su calidad de empresarios, equiparando el fraude con facturas falsas al crimen y la delincuencia organizada (una auténtica barbaridad jurídica); a ellos también, les decimos: vengan con nosotros, hagamos un bloque nacional para crear un proyecto de país nuevo, distinto y mejor que el que sostienen en la 4taT.

”Y lo que yo dije, sería el eje con el cual discutiríamos con todo el que quiera, con las organizaciones sociales, con los campesinos, con los empresarios, con las clases medias, con los obreros, con los que quieran. Vamos a discutir un proyecto para México en los términos básicos que plantea Antorcha. Hagamos un bloque unido para poder llevar al poder a un presidente que sí sepa economía, que sí sepa lo que México requiere y que tenga la voluntad y que tenga los pantalones para poner en práctica este proyecto aprobado por todos, para un México que avance hacia su grandeza material y hacia su grandeza espiritual.” 

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