Hemos comentado que fortalezas y debilidades corresponden a aspectos internos de aquello que estamos analizando, a situaciones sobre las que eventualmente tiene o puede tener control directo la entidad u organización que estemos valorando.

Los factores o aspectos externos, aquellos que impactan desde fuera esa entidad u organización, también pueden identificarse como convenientes o inconvenientes, y en tanto serán oportunidades o amenazas, respectivamente.

Por tanto, las oportunidades son aquellos factores o aspectos externos a la organización que puede aprovechar para obtener ventajas competitivas.

La organización o entidad no les controla y no dependen de ésta, pero sí puede obtener ventajas de ellas en alguna forma.

Algunos ejemplos de oportunidades son:

• una ley que esté por aprobarse,

• un nuevo esquema tributario,

• la caída del competidor principal,

• la producción de empleados calificados en las universidades,

• el crecimiento acelerado del cliente principal,

• la mayor demanda de servicios de nuestro giro, o

• alguna tendencia que favorezca el requerimiento de nuestros productos,

entre muchas otros factores o aspectos que pudieran beneficiar eventualmente a la organización, según su propio desempeño.

Vemos, al respecto, muy necesario establecer una distinción entre “Oportunidades” y “Áreas de oportunidad”.

Obsérvese que hay una diferencia entre un factor, un aspecto o un atributo y una acción. De hecho, cualquier aspecto, factor, ítem o atributo que decidas colocar en el FODA requiere estar expresado no en términos de una acción, sino de algo dado, algo concreto, sea materializado o expresado, pero no como una acción. Esto que parece tan simple puede conducir a eliminar la utilidad del uso del FODA como una herramienta de diagnóstico.

Veamos algunos ejemplos, al responder a las siguientes preguntas:

• ¿cuáles son los aspectos que hoy hay en el entorno de tu organización que le pueden ser convenientes?

• ¿cuáles son las áreas de oportunidad para tu negocio?

En la primera pregunta, alguien podría decir:

• La calidad del producto de la competencia se ha deteriorado,

• La competencia no está diversificada, o

• El número de clientes que necesitan nuestros productos ha aumentado.

En la segunda pregunta, alguien podría decir:

• Mejorar mi modelo de negocio,

• Capacitar mejor al personal,

• Dar incentivos,

• Invertir más,

• Contratar más vendedores, o

• Reducir tiempos de entrega.

Al responder la primera pregunta, se están identificando factores que pudieran beneficiar a nuestra organización; al responder la segunda pregunta lo que se busca hacer es identificar “cómo mejorarla”, ¿te hace sentido?

Al respecto, ayuda entender el Foda como una herramienta de diagnóstico, por ejemplo, como una radiografía o una prueba de química sanguínea. Las herramientas de diagnóstico nos dan datos sobre el estado actual del sujeto u objeto que se está evaluando: NO NOS DICEN QUÉ HACER, sólo nos dan datos y eventualmente se comparan contra unos parámetros. Reitero: NO NOS DICEN QUÉ HACER.

Si en la radiografía hay una fisura en uno de los huesos, la radiografía no nos dice si hay que poner una férula o si necesitamos pedirle al paciente que guarde reposo o si se requiere entablillar. Definir esto corresponde a otro momento en el proceso, ¿cierto?

Ocurre lo mismo con el FODA. Cada que en el FODA encuentras que se sugieren o “prescriben” acciones por hacer, ya no se está usando el FODA como herramienta de diagnóstico.

Y donde esto ocurre con mayor frecuencia es en el rubro de Oportunidades, pues se confunde el término de oportunidades (relacionado con factores externos y convenientes para la organización) con la idea de área de oportunidad o área de mejora. Al hacerlo, ya es visible que el proceso de diagnóstico, que implícitamente puede contener múltiples sesgos, se ha sesgado aún mucho más y se ha hecho de manera insuficiente y por tanto insatisfactoria, ¿qué te parece?

Haz tu lista con las oportunidades que hay para ti o para tu organización, ¿de acuerdo?

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