Proyecto Géminis: clon cinematográfico

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Noé Ixbalanqué


Octubre 16, 2019

La ciencia renace en la era moderna alejada de la ética y, pese a sus notables avances, su aplicación atenta contra la humanidad, debido a la ambición desmedida de unos cuantos. Bajo esta idea Ang Lee, el notable director taiwanés, nos entrega Proyecto Géminis (Gemini Man, China/EU, 2019), una cinta protagonizada por Will Smith y que pese a ello, no logra el nivel de sus filmes anteriores.

Lee presenta a un extraordinario francotirador (Will Smith), el mejor agente al servicio de la inteligencia norteamericana, que a sus 50 años de edad ha decidido retirarse después de su último encargo; sin embargo, él ignora que ese atentado no fue bajo la premisa de salvaguardar la integridad de su nación, sino una traición a la misma. Al enterarse de ello, se convierte en el próximo objetivo de su corporación, y quien llevará a cabo tal misión será un joven igualmente extraordinario a él, y lo es porque se trata de su propio clon.

El cine de Ang Lee, sin importar el género que aborde, presenta una constante: la búsqueda de identidad como definición de la existencia y del sentido de ser. Ya sea en sus primeras obras como El banquete de bodas (Xi yan, Taiwán/EU, 1993) y Comer, beber, amar (Yin shi nan un, Taiwán, 1994); o en sus celebradas El tigre y el dragón (Wo hu cang long, Taiwán/Hong Kong/EU/China, 2000), Secreto en la montaña (Brokeback Mountain, EU/Canadá, 2005) y La vida de Pi (Life of Pi, EU/Taiwán/RU/Canadá, 2012) sus personajes cuestionan su identidad y con ello el sentido de ser que otorga la necesaria trascendencia existencial que todo ser humano busca. Sin embargo, Proyecto Géminis es una película industrial basada en escenas de acción y movimientos narrativos al estilo James Bond, que diluyen la reflexión ética que Lee hace del uso de la ciencia detrás de la clonación.

La pregunta de orden filosófico y ético detrás de la clonación humana gira en torno a la subjetividad y el ser del producto clonado, ¿Es un producto o es un ser humano? Una pregunta que no se plantea la industria bélica y su ambición, que en su afán privatizador desea crear al ejército perfecto con combatientes casi infalibles, sustituibles y que si llegasen a morir en batalla nadie les llore o extrañe, pues no tienen liga familiar alguna al ser clones. Esa ambición industrial no está clonando seres humanos, está fabricando armas; ésa es la advertencia ética que Ang Lee busca mostrar en este filme.

Sin embargo, el exceso de escenas de acción en escenarios como el norteamericano, el colombiano o el medio oriental, muy al estilo de las sagas de James Bond o de Jason Bourne, no permiten a Lee mostrar claramente su reflexión. También los notables avances en los efectos que permiten el rejuvenecimiento digital, en este caso de Will Smith en su papel del clon 30 años más joven, impiden mostrar plenamente esa reflexión que se vislumbra tímidamente el algunas escenas clave. Finalmente, la lógica de las películas industriales de acción nubló esa interesante constante en la obra de Lee.

En esta era donde la ética es prácticamente una característica ausente en el comportamiento humano, especialmente en quienes detentan ambiciosamente el poder, es importante y necesario reflexionar al respecto. El género de ciencia ficción ha sido tradicionalmente quien se ha propuesto plantearnos esa reflexión. Sin embargo, la forma del género dada por la fantasía y el engolosinamiento por los efectos especiales y la acción que ello implica, nublan ese objetivo. Así, Proyecto Géminis parecería ser un clon cinematográfico.

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