Hannah Arendt, una mente revolucionaria

A 113 años de su aniversario la estudiosa del pensamiento dejó un camino trazado para las mujeres dentro de la filosofía

Hannah Arendt nació el 14 de octubre de 1906 en Hannover en una familia hebrea. Pasó su infancia en Königsberg, fue criada por su madre. Inteligente y precoz, Arendt lee a Kant y a Jaspers a los 14 años, y se apasiona por el estudio del griego y por Kierkegaard, a quien lee a los 17 años. En 1924 asiste en Marburgo a las clases de Heidegger, y en 1925 en Friburgo acude a las lecciones de Husserl y conoce a Jaspers, quien dirigió su tesis (obtenida en 1928 y publicada en 1929: El concepto de amor en San Agustín) y con quien mantuvo una profunda amistad y relación de intercambio intelectual durante toda su vida.

En su juventud estuvo influenciada por la filosofía y el pensamiento de Heidegge Ser y tiempo dejó una huella profunda en su pensamiento, especialmente en su libro más conocido: La condición humana. A pesar de ello, la filosofía arendtiana sigue un curso propio que la llevará a planteamientos alejados de los del pensador del olvido del ser. Tras años de separación, maestro y discípula se reencontraron y reanudaron su relación personal e intelectual (Arendt se ocupó de la publicación de las obras de Heidegger en lengua inglesa). Aunque la filósofa hebrea conservó su admiración por el pensamiento de Heidegger y leyó sus nuevos trabajos con interés, la influencia de éstos es menor que la de la gran obra de 1927.

Tras la Segunda Guerra Mundial, ya instalada en Estados Unidos, Arendt se consagra a la reflexión sobre la filosofía política, lo que se plasma en sus obras más importantes: Los orígenes del totalitarismo (1951), La condición humana (1958), Entre el pasado y el futuro: ocho ensayos sobre el pensamiento político (1961), Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal y sobre la revolución (1963), Hombres en tiempos de oscuridad (1968) y Sobre la violencia (1970).

A partir de finales de los años sesenta, se interesa por la crisis política que está viviendo Estados Unidos, lo que queda reflejado en su libro Crisis de la república (1972). En sus últimos años de vida, vuelve a la preocupación inicial de su reflexión: la propia filosofía. Su muerte en 1975 deja inacabada su última obra: La vida del espíritu (1978). Pero, gracias al material de sus clases y a algunas notas de lecturas que Arendt había preparado, en 1982 se pudo publicar Conferencias sobre la filosofía política de Kant, texto que deja entrever las líneas fundamentales de lo que hubiera sido su obra inacabada.

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En los últimos años se han publicado diversos textos que permiten hacerse cargo, de un modo más adecuado, de la totalidad de su pensamiento.

Entre estas obras destacan Diario filosófico 1950-1975 (2002), Ensayos de comprensión 1930-1954 (2005), Responsabilidad y juicio (2003), Una revisión de la historia judía y otros ensayos (2004) y La tradición oculta (2004).

También ha sido editada su correspondencia con su marido y con varios de sus amigos: Heidegger, Jaspers y Mary McCarthy, entre otros.

La dura experiencia personal de esta filósofa la conduce a un cuestionamiento de los modos de pensar tradicionales y a una reflexión sobre la política, entendida como aparición en el espacio público. Por todo ello se dedicó a reflexionar sobre su tiempo, sobre la historia del siglo XX.

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