Exconvento de la Asunción: belleza arquitectónica e histórica

La capilla fue construida en el año 1541, cuenta con 28 medallones pintados en la parte de la bóveda del sotocoro

En la historia de la conquista del suelo mexicano, los españoles y La Orden de los Franciscanos llegaron al valle de México y las regiones de los estados de Tlaxcala, Puebla y Michoacán. En 1529 arribaron a las localidades de Tepeaca, Acatzingo, Quecholac y Tecamachalco; esta última fue la ciudad imperial indígena Popolacan, en donde construyeron uno de los más importantes conventos de la época.

Diego Armado Cadena Calvario, encargado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en entrevista para El Popular, diario imparcial de Puebla señaló que la capilla del exconvento es un orgullo para la población y es un símbolo histórico importante. Cuenta con 28 pinturas plasmadas en la bóveda principal del sotocoro. Estos medallones pertenecen a la obra del reconocido pintor de arte sacro Juan Gerson, cuya obra pictórica inspirada en pasajes bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento ha resistido el paso de más de 450 años.

Explicó que en los archivos históricos del municipio de Tecamachalco se señala que la orden de los Franciscanos fundó el exconvento en honor de La Virgen de la Asunción de María en el año de 1541. El inmueble se edificó con materias primas de la región y con el trabajo de las manos indígenas, quienes usaron en su mayoría piedra caliza tezontle, piedra de cantera, baba de nopal y arcillas.

En la época de la construcción llegaron a estas tierras Fray Diego de Estremera y Fray Francisco de las Navas, quien fue elegido como presidente y bautizó a más de 12 mil indígenas durante la conquista del pueblo y la evangelización.”

En el año de 1551 se inauguró el templo del exconvento en la festividad de La Virgen de La Asunción, el día sábado 15 de agosto. En ese entonces fungía como guardián Fray Juan de Dezar y se autorizó el uso de las fosas del templo para usarse como cementerio.

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La construcción cuenta con un claustro alto y bajo, iglesia, dormitorios y huertos. En el lugar abundaban los higos; sin embargo, también se plantaron otras frutas y hortalizas, explicó Yatzin Ventura Abraham, directora de Contenido Histórico de Revalora Tecamachalco AC.

Uno de los acontecimientos más importantes documentados ocurrió en 1562, cuando un pintor indígena bautizado con el nombre de Juan Gerson, tlacuilo de Tecamachalco, pintó una serie de escenas relacionadas con el libro del Apocalipsis de San Juan, realizadas en papel amate con pigmentos naturales y pegadas a la bóveda. La noticia del talento del pintor llegó a la corte española. En reconocimiento, el rey de España le concedió el privilegio de andar en caballo, usar daga y espada, privilegios negados a la mayoría de la población indígena.

Un extraordinario pintor indígena

Diego Armado Cadena Calvario comentó que Juan Gerson realizó una gran obra pictórica en la bóveda principal del sotocoro con los medallones que lo adornan, donde se aprecian las pinturas de los cuatro evangelistas en 28 pasajes.

Juan Gerson coloca en relación al Nuevo Testamento, en la entrada de la puerta principal a San Mateo; en el lado sur del sotocoro a San Marcos; en el lado oriente, frente a la nave a San Juan; en el lado norte a San Lucas, y en el contorno de cada uno de ellos seis medallones relativos, como se dijo, a escenas del Antiguo Testamento.

Gerson se distingue en el singular, autóctono y original círculo central de las pinturas de aquella época. En la actualidad, los frescos pueden apreciarse en la Iglesia, la cual está abierta desde las 9 horas hasta las 19 horas.


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