Chipilo, comunidad que se transforma con el tiempo

Es un pueblo ubicado a 12 kilómetros al suroeste de la ciudad de Puebla en el que combinan la gastronomía de Italia con los múltiples sabores nacionales

Hace más de un siglo, los abuelos y bisabuelos de quienes habitan Chipilo, provenientes de una Italia que apenas y se reconocía a sí misma, ya que comenzaba a constituirse como nación, atravesaron el Océano Atlántico en busca de una mejor vida.

De las 203 familias que arribaron a Veracruz en 1882, 38 fueron destinadas al viejo casco de la Hacienda de Chipíloc; es decir, unos 224 colonos fueron los responsables de traer a México un poco de los aires de Trentino, Lombardía y el Véneto.

Yusef Rosales, uno de los hermanos Galeazzi que administran uno de los comercios lácteos más populares de la localidad, asegura que, contrario a lo que se pudiera pensar, la cultura italiana sigue viva en la comida, en los cantos, en los juegos de pascua y, por supuesto, en la lengua.

Los tres hermanos Galeazzi, hijos de Samuel Rosales Galeazzi, crecieron fuera de Chipilo pero regresaron cuando cumplieron la mayoría de edad; poco más, poco menos.

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Yusef probó suerte en la Ciudad de México trabajando dos años para la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero el canto de los primeros italianos que al desembarcar gritaron: “O bello Messico, sei terra nostra !” (Oh bello México, eres nuestra tierra), lo trajo de vuelta al hogar de su padre.

“Es mucho mejor estar aquí. Es un lugar muy tranquilo. Estás a unos minutos del campo y con los atardeceres que jamás podrás ver en otro lugar, es un gran sitio,” aseguró. Yusef reconoció que a pesar del hermetismo de algunos, ya que son celosos de su cultura, Chipilo es una comunidad muy sólida que se cuida entre sí, pues se conocen entre todos los vecinos.

Doña Blanca Galeazzi, con quien Yusef comparte sólo el apellido, señaló que el trabajo artesanal es el aspecto más visible y entrañable de La Nave Italia, otra tienda de lácteos, pastas y embutidos que sigue haciendo el tradicional pan de maíz dulce, con los mismos ingredientes y la misma técnica, valiéndose de latas de sardina para darles forma.

En su cocina, la pasta, la ricotta y otros quesos maduros se mezclan desde hace décadas con el aguacate, los chiles, las rajas poblanas y toda la gastronomía nacional. “Amamos nuestra comida mexicana. La combinamos y nos encanta.”

Hay una generación que le apuesta más a una doble vía de afianzamiento cultural. Zuri Merlo, quien desde hace tres años organiza el festival Chipilo Nostro, ha concentrado todos sus esfuerzos en consolidar este proyecto, que se convirtió en un noble intento por dar a conocer la gastronomía y las artes que se cultivan en la comunidad, pero también el pretexto que los chipileños que viven fuera buscaban para reencontrarse con los suyos, siendo testigos de los cambios que se han vivido.

En el evento se presentan casi 50 productores de queso artesanal, fabricantes de pizzas y vino, para promocionar los diversos estilos gastronómicos provenientes de Italia.

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