¿Qué tan patriota eres?

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Por Homero Hinojosa

 

Mes de la patria. Ocasión para recargar energía, entusiasmo y ánimo. Es el momento del año para recordar a quienes nos dieron independencia con el fin de que los mexicanos gozáramos de mejores tiempos de libertad, democracia y prosperidad.

A septiembre lo celebramos con fervor hidalguense. Quizá no hay otra fecha en el año (salvo la Navidad) que utilizamos para festejar, socializar y reflexionar del momento en que se vive.

Esta época es una oportunidad para repensar el patriotismo, ese término que de niños nos inculcaban en las clases de civismo y jurábamos observar en la asoleadas mañanas septembrinas entonando el Himno Nacional, saludando a la bandera tricolor y emocionados al ver desfilar a la banda de guerra escolar.

Podríamos definir el patriotismo como ese conjunto de emociones, sentimientos y orgullo por un lugar que amamos, por ese sentido de pertenencia a una comunidad y la creencia en ciertos valores, cultura e historia que nos identifican.

En tiempos de globalización —de “aldea virtual” diría hoy el comunicólogo sesentero Marshall McLuhan—, este fenómeno nacional cobra mayor relevancia.

Y es que con el internet nos sentimos muchos mexicanos “parte del mundo”, de una colectividad que no sólo comparte tradiciones y costumbres tomadas de otros países, sino que también las sustituye por otras que creíamos arraigadas. O incluso las reinventa, ¡hasta en la cocina!

Esta semana, por ejemplo, circuló en las redes sociales una fotografía del novedoso “Sushi de nogada”, una tradición culinaria mexicana convertida en un rollo japonés por un restaurante de la Ciudad de México. ¡Sugoi!

Pero no es de espantarse. Así son los nuevos tiempos de conectividad global. Vivimos un cruce de culturas gracias al internet y las redes. Es decir, hemos pasado de ser localistas y parroquianos para ser más cosmopolitas y “trotamundos”, aunque sea de manera virtual.

En todo esto es cuando deberíamos cuidar más el amor por nuestra tierra que nos vio nacer y crecer. Y también reforzar nuestro orgullo por nuestra cultura nacional, sus héroes y nuestras creencias más profundas.

Por ello el patriotismo de este cierre de década debe ser considerado más como un reconocimiento puro a nuestro querido México y un esfuerzo por buscar más la tolerancia hacia los demás, procurar un mayor respeto a sus ideologías y proponernos alcanzar convivencias más sanas.

Y no precisamente nos referimos a practicar esto con los extranjeros, sino que el reto debe comenzar por aplicarlo en nuestro país, actualmente dividido en muchos aspectos.

Septiembre ciertamente es un mes para festejar. Aprovechemos la ocasión para sacar lo mejor de nosotros mismos, ser mejores ciudadanos y paisanos, ya que con nuestra conducta daremos un ejemplo de que los patriotas en México somos “de buenas acciones tomar”, y no sólo “de palabras y sentimientos expresar”.

 

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