El juego de las cámaras

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Ramón Zurita Sahagún


Agosto 22, 2019

Desde siempre, la búsqueda de ser parte del Poder Legislativo ha sido una constante y no precisamente por modificar, reformar o crear nuevas leyes, más acorde a los tiempos del país. Es buscada como plataforma de lanzamiento hacia cargos con mayor relevancia.

El paso por la Cámara de Diputados o Senado de la República reviste de experiencia a los políticos que luego ocupan las plazas de secretarios o gobernadores, principalmente, y hasta eventualmente de presidentes de la República.

Felipe Calderón fue el más reciente presidente de la República que pasó por alguna de las cámaras, como también lo habían hecho Vicente Fox, Gustavo Díaz Ordaz y Adolfo López Mateos. Enrique Peña Nieto solamente fue diputado local.

Sin embargo, una parte importante de los integrantes de los gabinetes presidenciales y de los gobernadores de los diversos estados, desfilaron antes de ocupar esos cargos por el Congreso de la Unión, sea en la Cámara de Diputados o Senado de la República, o hasta en ambos.

Y es que el trampolín para esos cargos continúa siendo el Congreso de la Unión, donde se dan luchas épicas por los principales cargos.

En el esquema anterior, era el coordinador de la mayoría el dueño de todas las canicas. Manejaba el control de la asamblea, los cargos administrativos y, principalmente, el dinero de la cámara correspondiente.

Solamente quedaba fuera de su control el designio de quién respondería los tres informes de gobierno en la Cámara de Diputados, los que se acordaban con el Ejecutivo federal en turno, siendo el propio coordinador uno de los tres elegidos.

Incluso la presidencia de la Cámara se reducía a solamente un mes, para darle espacio a más representantes de ejercerla.

Las cosas cambiaron radicalmente con el arribo de los tiempos democráticos, cuando incluso en 1997 se dio paso al primer diputado de oposición que respondió un informe presidencial, siendo el elegido Porfirio Muñoz Ledo, el mismo que hoy preside la Cámara de Diputados.

Los tiempos cambiaron, la presencia de una más nutrida oposición dictó nuevas reglas y estableció una Junta de Coordinación Política, en la que el presidente de las cámaras es quien tiene el control de los principales cargos administrativos, dejando otros en manos de la Jucopo, que la conformaban los coordinadores de las distintas fracciones.

Ahí es donde radican parte de los diferendos en las cámaras, principalmente en el Senado de la República, donde Ricardo Monreal se queda con el control absoluto.

Desde Cuernavaca, Jorge Meade, excandidato priista al gobierno del estado, nos revela un estado deplorable de la situación, con el consiguiente deterioro de las áreas de seguridad, causando un estado de indefensión de los ciudadanos: es costumbre de Cuauhtémoc Blanco (gobernador del estado) justificar su ineficacia y los malos resultados de su gobierno.

En solamente nueve meses, la percepción que los ciudadanos tienen es que ha fallado en todo. No hay que buscar culpables, él es responsable de todo. Su actitud frívola (cínica a veces), dejando el gobierno en manos del que fuera su represente, José Manuel Sanz, es una muestra de ello. Caro están pagando los morelenses la incapacidad, falta de experiencia y desconocimiento del estado del actual gobernador.

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