Comprar Groenlandia: una idea descabellada, pero tan reveladora

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Barthélémy MICHALON


Agosto 18, 2019

¿Qué tal si compramos Groenlandia? Trump ya nos tiene tan acostumbrados a sus ocurrencias, que la más reciente de ellas no desentona dentro de su abundante colección. Por absurda que sea, su idea merece ser examinada por lo que revela –o confirma– acerca de la visión que Trump tiene del mundo.

El presidente de Estados Unidos sigue siendo, fundamentalmente, un inversionista de bienes raíces: no quiero decir con ello que tenga talento para ello (sus fracasos en este campo no fueron pocos), sino que no es capaz de desconectar su detector de oportunidades de negocio. Para él todo está a la venta, inclusive el territorio de un Estado soberano, con todo y la población viviendo ahí… solamente es cuestión de ponerle el precio.

Lo anterior nos lleva a la siguiente observación: esta idea es otra prueba de la manera simplista en la que el dirigente de la primera potencia mundial pretende alcanzar sus objetivos: de la misma manera que, según él, construir un muro pondría un alto instantáneo al flujo ilegal de personas, firmar un cheque para aumentar de repente por un 20 por ciento el territorio ya inmenso de su país permitiría... ¿Permitiría qué, por cierto?

El propósito real de este proyecto es una incógnita: como ya ha pasado con frecuencia, parece ser otro capricho del ocupante de la Casa Blanca, pues no queda nada claro cuál de los problemas actuales —y son muchos— quedaría resuelto por medio de esta costosa adquisición.

Como se ha señalado, lo más probable es que esta idea no descanse en motivos más allá de una perspectiva de bienes raíces. Sin embargo, hay otras explicaciones posibles, compatibles con la anterior, que resultan todavía más preocupantes: es muy probable que vea este proyecto como una manera de “devolverle su grandeza” a América, tomando lo “grande” en su sentido literal, que es el lenguaje que Trump mejor entiende. En otras palabras, se trataría de jugar con la fibra nacionalista y de activar en la mente de sus seguidores la idea de que extender el territorio nacional sería, intrínsecamente, una señal de éxito.

Puede ser, también, que esta idea haya nacido de la intención de aprovechar las consecuencias del cambio climático: con el aumento inexorable de las temperaturas y el fenómeno acelerado de deshielo, Groenlandia podría convertirse a mediano plazo en un lugar más acogedor de lo que es ahora. Aunque resulte extraño pensar que Trump fuera capaz de proyectarse más allá del corto plazo, no podemos descartar que sus ambiciones hacia la isla más extensa del mundo sean el resultado de una postura cínica hacia el mayor desafío de nuestros tiempos: en su mente, el cambio climático bien puede ser al mismo tiempo un engaño (hoax) y una oportunidad que hay que aprovechar…

Además, Trump tiene una visión anacrónica del funcionamiento del mundo: si bien es cierto que transacciones como éstas se han dado en el pasado, con Estados Unidos recurrentemente en el papel del comprador, estos sucesos se han concentrado en el siglo XIX. Por consiguiente, al tratar de reactivar mecanismos de otros tiempos, Trump no está perpetuando lo que sería una especie de tradición histórica de su país, sino que demuestra lo desfasado que está.

En definitiva: mientras sus seguidores querrán ver en esta nueva fantasía de su presidente la señal de un pensamiento original “fuera de la caja”, la realidad es más alarmante. Aunque no necesitábamos más pruebas de ello, es una evidencia más de que nuestro vecino del norte es encabezado por una persona retrógrada, carente de visión, encerrada en una visión simplista de las cosas y prisionera de sus reflejos de inversionista.

Por lo menos, esta situación en particular no ha permitido evidenciar algunas otras dimensiones tan características de la marca Trump, como la mentira, el racismo o la falta de congruencia. Sin embargo, no saquemos conclusiones anticipadas: este capítulo “Groenlandia” apenas se abrió, y Trump todavía puede aprovechar este tema para exhibir estas otras cualidades suyas.

 

* Profesor de tiempo completo del Tecnológico de Monterrey en Puebla, en la carrera de Relaciones Internacionales. [email protected]

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