La tarea de Alito

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Ramón Zurita Sahagún


Agosto 16, 2019

No se duda del triunfo de Alejandro Rafael Moreno Cárdenas en la contienda por la dirigencia nacional del PRI, aunque uno de sus adversarios cuestiona la forma en que ganó.

Y es que una de las grandes interrogantes del mexicano ha sido siempre regatear el reconocimiento al triunfo del victorioso, sin importar el tipo de contienda de que se trata. La disyuntiva no se aplica solamente a los comicios, se da en otros terrenos, como es el deporte, la lotería, los pronósticos, los ascensos y todo aquello que signifique un reconocimiento.

En el caso de los procesos electorales, la disyuntiva crece, ya que no se reconocen los triunfos de nadie por parte de los derrotados y eso se deba a la cantidad de trampas realizadas en el pasado y a las protestas que estas generaron.

La victoria de Ernesto Ruffo en Baja California nunca fue digerida y siempre se habló de una concertacesión por parte del PRI para beneficiar al PAN, luego de la incredulidad provocada por el triunfo presidencial de Carlos Salinas de Gortari.

De la victoria de Vicente Fox se cuestionó por el rápido reconocimiento que hizo el Presidente Zedillo, de quien se dijo entregó la plaza. Felipe Calderón ganó por apretado margen que fue sumamente cuestionado, en tanto que Enrique Peña Nieto fue menos objetado, aunque si las formas por el caudal de dinero que corrió en su campaña. Incluso la arrasadora victoria de López Obrador se dijo se debió a una negociación con Peña Nieto

Como dijo el propio Peña Nieto, a los mexicanos “no hay chile que les embona” y es que desde hace mucho tiempo las generaciones crecieron al amparo de cientos de mentiras provenientes del poder.

En el reciente caso de los comicios para elegir a la dirigencia nacional del partido, la contienda se realizó entre tres fórmulas, donde dos de ellas, las menos favorecidas en las urnas, se debatieron todo el tiempo entre denuncias de todo tipo.

Ivonne Ortega fue la primera que comenzó sus recorridos en busca de alcanzar la dirigencia nacional del partido, como antes lo hizo en una precampaña presidencial que no cuajó, pero siempre se mostró a disgusto, objetando todo y más cuando saltó a la palestra Moreno Cárdenas, al que le cuestionaba el no terminar su período como gobernador y que traía alineados toda la nomenclatura del partido, de la que la propia Ivonne formó parte el sexenio pasado.

La otra contendiente Lorena Piñón se la pasó cuestionando a Ivonne todo el tiempo, por lo que incluso se mencionaba que iba en fórmula con Alito, lo que no se pudo confirmar nunca.

Finalmente el proceso electoral se desarrolló con poca participación de los militantes y con una amplia ventaja del ganador, el gobernador con licencia de Campeche.

Ahora, la fórmula ganadora asume la dirigencia del partido y tendrá que sanar las heridas dejadas por el proceso electoral y la inconformidad de la derrotada que no es nada comparable a lo ocurrido en 1999, cuando Labastida derrotó a Madrazo en la interna presidencial o la del propio Madrazo venciendo a Beatriz Paredes en la disputa por la presidencia del partido.

Lo importante para Alito y Carolina será preparar a un partido al que le tocan el réquiem ante le cercanía de los comicios federales del 2021, en que además se elegirán 14 gobernadores (15 si se incluye BC), de los que el PRI detenta ocho y se advierte difícil retenga más de dos.

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