Simulación en saneamiento del Río Atoyac

La administración del exedil Luis Banck destinó 30 millones de pesos a una planta de tratamiento de aguas residuales que nunca funcionó

El Centro de Investigación y Saneamiento del Río Atoyac (CISA), inaugurado en febrero de 2018, no ha sido capaz de justificar los 30 millones de pesos que se invirtieron en él.

El proyecto, que contemplaba el saneamiento de aguas residuales de la Central de Abasto, y que incluso purificaría líquido para consumo humano, opera muy por debajo de lo que en un inicio se supone lo haría, por lo que en lugar de sanear 3.5 metros cúbicos por segundo, sólo funciona para 2.5 metros cúbicos.

Entonces, ¿qué sucedió en la inauguración de la planta de tratamiento, donde se “obtuvo” agua potable que consumieron los asistentes a la gala, como el exgobernador José Antonio Gali Fayad, el exalcalde de Puebla Luis Banck Serrato y titulares de dependencias como la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en Puebla, del Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (SOAPAP) y de la empresa Agua de Puebla para Todos? O bebieron agua distinta a la que mostraron como ejemplo, o el proyecto sirvió un solo día desde su puesta en operación, coinciden especialistas.

Para garantizar la operación de la planta, y que ésta trascendiera administraciones municipales, se propuso que mil locatarios de la Central de Abasto pagaran por el saneamiento de las aguas residuales.

Los números señalados proyectaban que 25 por ciento de lo recaudado por la empresa Agua de Puebla se destinaría a la operación del CISA, situación que quedó en promesa.


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La simulación

Desde el punto de vista del asesor del Comité Transitorio del Agua, Francisco Castillo Montemayor, la inauguración del CISA fue una simulación.

Si bien desde la puesta en marcha del proyecto se anunció la implementación de tres procesos de saneamiento de los desechos vertidos desde la Central de Abasto, sólo uno de ellos funciona.

Para verificar su funcionamiento se realizó desde la conformación del comité un recorrido por las instalaciones del CISA, junto con regidores integrantes de esta comisión.

Durante la visita a la planta se constató que se encontraba sin funcionar, azolvada y con acumulación de nata, toda vez que la entrada de desechos era superior a su capacidad.

También se verificó que sólo operaba la primera etapa del tratamiento, mientras que la segunda etapa no cumplía con el proceso de calidad para potabilizar el agua para el consumo humano y de riego, tal y como fue planteado.

“De entrada, fue mentira que el tratamiento de la planta permitiera el consumo de agua potable, fue una simulación. Incluso presentaron un ‘demo’ donde autoridades consumían el agua que salía de la planta; pero dieron agua limpia para beber, porque no estaba completo el proceso, lo que evidenció que fue una simulación total,” acusó Castillo Montemayor.

Reveló que fueron los propios dueños del sistema Bubbletech, empresa contratada para emplear tecnología de última generación a base de burbujas para separar contaminantes, quienes admitieron que el proceso nunca operó ni podría operar, porque necesitaban que las dos etapas anteriores alcanzaran “cierta calidad” para funcionar.

Por todo lo anterior, Castillo Montemayor consideró que la Contraloría Municipal debe iniciar una investigación por deficiencias en el diseño, la adquisición del predio, insuficiencias en el funcionamiento y porque al final se utilizaron 30 millones de pesos de recursos públicos.

CONAGUA debe monitorear operación del CISA

Para tener una certeza del funcionamiento adecuado del Centro de Investigación y Saneamiento del Río Atoyac (CISA) tiene que intervenir la Comisión Nacional del Agua (Conagua), y de esta forma verificar que los desechos tratados no sean arrojados a la barranca El Conde, la cual es uno de los tramos de la zona que conecta con el río, señaló Verónica Mastretta Guzmán, consejera de la organización Dale la Cara al Atoyac.

La dependencia federal, dijo, tiene la facultad de realizar una investigación en el lugar a través de muestreos de laboratorio, para así verificar que no haya descargas residuales.

La ambientalista señaló que reportes de la operación de la planta de tratamiento indican que funciona a la mitad de su capacidad, por lo que aseguró se requiere la construcción de una planta adicional por parte del SOAPAP.

Sólo agua de riego

Para constatar el óptimo funcionamiento de la planta de tratamiento de aguas residuales del Centro de Investigación y Saneamiento del Atoyac, El Popular, diario imparcial de Puebla, realizó un recorrido al interior de las instalaciones.

Fue Luis Fernando Sánchez Castañeda, encargado de la operación del CISA, quien explicó el proceso de purificación.

En primera instancia mostró el almacenaje de los desechos vertidos desde la Central de Abasto, mismos que se guardan en una “caja derivadora”, una especie de cisterna que distribuye los residuos hacia la tratadora. En esta zona hay basura y desechos orgánicos acumulados, que ingresan a la planta mediante tuberías.

En la siguiente etapa se aplica un reactivo coagulante que se mezcla con una turbina; luego se aplica un segundo químico que separa elementos.

Posteriormente pasa a un estanque sedimentador donde se separa el lodo del agua, la cual llega a la planta de tratamiento. Después se filtra la basura acumulada. Este proceso se repite tres ocasiones.

Tras este paso se toma la muestra correspondiente para verificar en el laboratorio la calidad del saneamiento.

Al llegar al sistema de Bubbletech (que se encontraba sin funcionar), el encargado del CISA argumentó que sólo opera cada tercer día debido a su alto consumo de energía, por lo que además no emplea su máxima capacidad.

El agua que se obtiene tras los procesos de saneamiento no es para consumo humano, sino que tras su almacenamiento en cisternas sirve para cargar pipas de agua que se utilizan para el riego de camellones y áreas verdes del municipio, descartando así, en palabras del especialista, se hagan descargas en la barranca El Conde.

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