El ónix; artesanía poblana no apta para todos los bolsillos

Los artesanos poblanos no sólo se han dado a conocer por la talavera, también está el ónix

Los artesanos poblanos no sólo se han dado a conocer por la talavera, también está el ónix, catalogado como una piedra semipreciosa con la cual se elaboran maravillosas piezas de arte.

El proceso es complicado y requiere de mucha fuerza, talento y paciencia: comienza con la extracción de la piedra para después ser llevada a los talleres (ubicados en Tecali de Herrera), donde se dibuja sobre la piedra y comienza a darse forma, para finalmente resanarse y pulirse.

En un recorrido por las calles de la capital, El Popular, diario imparcial de Puebla conversó con la señora María de Lourdes, vendedora de ónix, quien comentó que a pesar de lo llamativo de este producto, por el precio de las piezas resulta un lujo para quien lo compra, por lo que las ventas no son muy altas.

No crean que se vende mucho, porque la gente primero quiere comer y luego comprar es un lujo porque son cosas para adornar.”

Las piezas que se obtienen varían en tamaños y formas, pues pueden ocuparse para proyectos grandes como la arquitectura y el diseño de interiores de casas y negocios, tanto como para adornos y joyería.

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Los precios de estas artesanías oscilan entre los 20 pesos y podrían llegar a varios miles, dependiendo del tamaño y la dificultad en el diseño de la elaboración de lo que se requiera.

En Tecali de Herrera, la mayor parte de sus habitantes se dedica a este arte, por lo que casi en cualquier casa de la comunidad podremos encontrar objetos como lámparas, llaveros, placas y figuras decorativas, entre otras piezas.

“Todos aquí lo traen de Tecali, nos piden casi de todas las piezas, chicas y grandes,” añadió la comerciante, quien detalló que las piezas son de estilo tradicional, por lo que al menos que haya un pedido especial, no se encuentran diseños extravagantes dentro del inventario de los fabricantes.

A pesar de la distancia que existe entre la capital poblana y el municipio de Tecali, estos productos, ya finalizados, son comerciados en distintos locales ubicados en su mayoría en el Centro Histórico de Puebla.

Quienes se dedican al arte de lapidar se enfrentan a un oficio que no perdona distracciones y que cobra un alto costo por los lujos que brinda, pues quienes tallan las piedras pueden sufrir complicaciones en las vías respiratorias, tanto como moretones derivados del trabajo en piedra.

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