Ya se va Acrópolis, no queremos perder El Relicario

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Jaime OAXACA


Agosto 13, 2019

¡Adiós Acrópolis! Un espacio en la ciudad de Puebla construido como centro de espectáculos en el que habría corridas de toros.

Hace unos días me llegó un correo en el que informan que Alberto Bailleres, por medio de GNP Seguros, compró el inmueble. Agregan que el lugar albergará importantes eventos culturales. Lo reinauguran el próximo 5 de septiembre.

Aunque el señor Alberto Bailleres tenga ganaderías de toros bravos en México y España y sea empresario allá y acá, es evidente que no le importa la fiesta de los toros, es un negocio que tiene descuidado. Ni él ni su socio taurino Sordo Madaleno son capaces de darle vida a la plaza México, así que difícilmente habrá festejos taurinos en Acrópolis. Mientras el lugar no sea derrumbado la posibilidad existe.

Hace 3 años, la empresa que encabezaba Arturo Gilio pintaba a Acrópolis como un buen escenario para ver toros: techado, embutacado, cómodo, limpio. Los aficionados decían que sería buena opción, digno para sustituir a El Relicario que había cerrado sus puertas en mayo de 2016.

Había motivos para pensar en algo grande. El matador y ganadero Arturo Gilio al frente del inmueble, los hermanos José y Pedro Vaca, ganaderos de La Punta, también eran accionistas. Había ilusión y todos nos dimos coba.

El 1 de junio de 2016 nos avisaron que estaban construyendo un centro de espectáculo y corridas de toros, que llevaba avanzado el 70 por ciento de la obra. El 23 de junio, que se llamaría Acrópolis. El 13 de octubre que Joselito Adame y Roca Rey, estoquearían un encierro de La Punta para la corrida inaugural.

Se pregonaba que el lugar sería el sustituto de El Relicario. ¡No! Jamás sucedió. Solo tres corridas se realizaron ahí, la afición jamás lo sintió como un recinto taurino, casi no asistió. En El Relicario los aficionados se sentían en casa; en Acrópolis se sentían visitas.

Efímera fue la vida del nuevo espacio que taurinamente se inauguró el 11 de noviembre de 2016.

La vida suele ser caprichosa.

Acrópolis fue el tercer coso que se inauguró en Puebla durante el mes de noviembre. El Toreo de Puebla inició el domingo 29, en 1936. Y el sábado 19, en 1988, abrió sus puertas El Relicario.

No sólo eso. Acrópolis fue la quinta plaza que se inauguró un 11 de noviembre. Don Jaime Silva Gutiérrez me proporcionó algunos datos

La primera en Morelia en 1844, un coso de madera con un ruedo inmenso de 70 metros de diámetro, estuvo en pie 99 años ubicada frente al templo de San Juan. Hoy es una zona de edificios.

La segunda en Teocaltiche, Jalisco, construida en 1905; se llama El Renacimiento y sigue funcionando. El aforo es para cuatro mil asistentes.

La tercera fue inaugurada en 1923, en Ciudad Hidalgo, Michoacán. Al recinto le caben 4,000 aficionados. Por si faltaran coincidencias, ¿sabe usted como se llama la plaza? ¡El Relicario!

La cuarta es la Vicente Segura de Pachuca echada a andar en 1978. Una de las plazas más funcionales del país. El aforo es para nueve mil personas.

La quinta fue en Puebla: Acrópolis. Se realizaron tres corridas y dos novilladas, éstas a puerta cerrada. La corrida inaugural el 11 de noviembre. Luego un par correspondientes a la feria de 2017 (abril 21 y mayo 5). Tiempo después anunciaron una corrida a efectuarse en febrero 17 de 2018. No se realizó.

Así que ya no tenemos Acrópolis. Lo grave es que sentimos que tampoco tenemos Relicario.

El Relicario es coso funcional, en buenas condiciones, bien ubicado, pero la gente no ha regresado al tendido.

Cuando se anunció la reapertura para la primera corrida de feria de 2018, se esperaba un entradón, resultó desangelado. Un triste tercio de entrada y de ahí pa’l real. La forma en que los señores Pedro Haces y Curro Leal manejan el embudo de Los Fuertes no ha sido el apropiado, es notorio que no provocan interés en los aficionados. Urge que cambien de estrategia o que den un paso al lado para que lo tome alguien que quiera y pueda.

El Relicario no lo tememos seguro. Existe un papel en el que se permite que se ponga a la venta, algún funcionario orate puede ordenar que se tire o se venda. Ya se va Acrópolis, no queremos perder El Relicario.

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